
Mi experiencia en el Congreso de Laicos, celebrado en Madrid en febrero de 2020, fue muy positiva y enriquecedora. Encontrar tanta energía dentro de la iglesia, redescubrir la ilusión de trabajar desde nuestro lugar para el pueblo de Dios, fue un inmenso regalo. Es muy importante recordarnos que dentro de los laicos, personas tan normales y vulgares como yo, hay ingentes dosis de talento, de abnegación, de brillantez…
En mis itinerarios encontré este tipo de personas: en «Salvar el planeta» las iniciativas y propuestas eran infinitas, ilusionantes, no eran palabras vacías o deseos buenistas. Y en «Kerigma en el arte» me maravillé de todo lo que podemos hacer con el extraordinario patrimonio cristiano.
Abordamos temas que siempre me gustaron como el cómic o el rap. Hacer misión y anuncio esas realidades fue muy inspirador. También conocimos a Grilex, rapero cristiano, cuyo empuje hizo mella en nuestro, a veces, dormido entusiasmo por las cosas de Dios. Igualmente, fructífera fue la convivencia de nuestro grupo de Guadix. Sin duda, pasamos unas jornadas muy hermosas.
Francisco Serrano Molina