Cuidar a un enfermo en casa nunca es fácil. Puede ser gratificante, beneficioso para el necesitado, a veces incluso heroico, y sin duda, es un acto de amor. Pero se trata de una labor ardua, en la que el cuidador invierte largas horas, se arma con la mejor de sus sonrisas y echa mano de toda la paciencia de la que dispone. Muchas familias no pueden hacer frente a estos cuidados por falta de tiempo y necesitan de alguien que acompañe a estos enfermos durante la noche para, al menos, poder descansar. Pero esta asistencia es costosa y no todo el mundo puede permitírsela. Para cubrir esta necesidad están las Siervas de María Ministras de los enfermos, una congregación cuyo carisma es “la asistencia esmerada y gratuita”, especialmente durante las noches, a las personas dependientes en sus domicilios. Estas religiosas –la mayoría con formación en enfermería- atienden a todo tipo de enfermos independientemente de su raza, sexo, edad, religión, nivel adquisitivo y estado médico. Y lo hacen de forma totalmente altruista, el tiempo que haga falta. “Normalmente son los mismo familiares los que se acercan a pedirnos ayuda”, explica Sor Josefina Sánchez, superiora de la comunidad de Siervas de María en Sevilla. Su jornada comienza a las nueve de la noche y suele terminar sobre las siete de la mañana. Durante este tiempo, ayudan al enfermo en cuestiones médicas –le realizan curas, le dan la medicación, velan su sueño…- pero también les acompañan espiritual y psicológicamente. “Se les escucha mucho”, apunta Sor María Jesús Mayo, hermana asistente. Según estas religiosas lo que más valoran los enfermos y sus cuidadores es “la entrega y dedicación” que muestran las hermanas. Confiesan que esta actitud se ve reforzada con la oración y la convivencia comunitaria. “Se habla de los enfermos y se ayuda a las hermanas que tienen algún problema –explican- porque muchos atendidos no aceptan los relevos mensuales o les cuesta al principio”. Son muchas las personas que han pasado por las manos de estas religiosas, tantas que les cuesta concretar una anécdota. Sor Mª Jesús Mayo, no obstante, recuerda la experiencia con un enfermo de cáncer terminal, alejado de la Iglesia, alejado de la fe. La monja, viendo el estado del paciente, concertó una visita del sacerdote, aún habiendo sido advertida de que no sería bien recibido. “Cuando llegué esa noche a su casa, el enfermo me dio un beso y me agradeció que hubiera avisado al sacerdote para que fuera. Se confesó con él y aseguraba sentirse en paz”, recuerda Mayo.
En una sociedad donde las personas impedidas se descartan, donde muchos mayores acaban abandonados en residencias y el estrés vital dificulta sobremanera la atención a nuestros enfermos, las Siervas de María invierten sus vidas en paliar estos dramas. Reconfortan, soportan con paciencia los defectos de los demás, escuchan, dan de comer al hambriento, orientan…en definitiva, practican la misericordia.
Contacto
Siervas de María, Ministras de los enfermos
Dirección: Casa de Santa Paula (C/ Santa Paula, 28, Sevilla)
Teléfono: 954.607.742
Email: casasevilla@siervasdemaria.org