«Redimir al cautivo» y «Sufrir con paciencia los defectos del prójimo»

La propuesta del Arzobispado de Granada para la Archidiócesis para practicar ambas obras de misericordia este mes de septiembre.

«Redimir al cautivo» y «Sufrir con paciencia los defectos del prójimo» son las obras de misericordia, corporal y espiritual, respectivamente, propuestas en el Arzobispado de Granada para la Archidiócesis, con motivo del Año de la Misericordia.

La propuesta para cuidar y practicar especialmente ambas obras de misericordia durante este mes de septiembre forma parte del calendario diocesano que se elaboró en la inauguración de este Año de la Misericordia, convocado por el Papa Francisco con el lema «Misericordiosos como el Padre», y que se clausura el 20 de noviembre en Roma y una semana antes en las Diócesis.

Desde el pasado mes de diciembre, cuando se inauguró este tiempo jubilar de la misericordia, para la Archidiócesis de Granada se han propuesto las distintas obras de misericordia corporal y espiritual, para ayudar a los fieles y personas de buena voluntad a experimentar la misericordia del Padre y practicarla del mismo modo. No obstante, es una invitación propuesta cada mes que no impide que el resto de obras de misericordia sean vividas y practicadas de igual modo, con la conciencia de que el Señor nos ama infinitamente y nos espera siempre en el sacramento del perdón de los pecados con los brazos abiertos.

El Año de la Misericordia fue convocado por el Papa Francisco con una Bula y se celebra desde el 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción, hasta el 20 de noviembre, Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo.

«Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Es condición para nuestra salvación. Misericordia: es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad. Misericordia: es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia: es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados para siempre no obstante el límite de nuestro pecado», explica el Santo Padre en la Bula de convocatoria del Año de la Misericordia.

Bula de convocatoria del Año de la Misericordia

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