María Albendea y Salvador Alegre, casados desde hace 23 años y con 4 hijos, defendieron el pasado 9 de agosto su tesina en el Máster en Pastoral Familiar del Pontificio Instituto Juan Pablo II para estudios sobre el matrimonio y la familia. Esta especialidad universitaria se desarrolla durante tres años y culmina con la presentación de un proyecto de investigación que ellos han titulado ‘La desnudez originaria: el vestido nos remite al principio’. Albendea y Alegre son uno de los dos primeros matrimonios de nuestra Archidiócesis en conseguir esta titulación.
“El impulso para hacer el máster nos lo dio el COF (Centro de Orientación Familiar) y la Pastoral Familiar -señala el matrimonio-, pero el último ‘culpable’ es el Arzobispo”. Precisamente mons. Asenjo desde que comenzó su prelatura en nuestra Archidiócesis ha apostado por esta Pastoral y fue él quien propuso que los miembros de los COF adquiriesen una formación especializada en materia familiar.
El máster, coordinado por los discípulos de los corazones de Jesús y María, está pensado para acudir en familia. “Los niños tienen sus propias catequesis, acordes a su edad, mientras los padres estamos en clases”. Además, el matrimonio destaca el “enriquecimiento” que han supuesto estos cursos que describen como “una escuela para que la familia aprenda a rezar unida, a celebrar los sacramentos junta y a vivir la fe”. Igualmente, se trata de un “regalo” para el matrimonio, ya que permite “descubrir el sentido de la vocación a este sacramento, enseña a vivir la sexualidad, a aprender a ser un don para el otro, a ser fecundos y abrirnos a otros matrimonios”. Las sesiones académicas buscan, además, capacitar a los participantes para entender los documentos de la Iglesia referidos a la familia y el matrimonio para que éstos lo pongan en práctica en sus parroquias, movimientos o diócesis y poder, así, ayudar a otras parejas.
‘La desnudez originaria: el vestido nos remite al principio’
Para obtener el título de máster es necesario presentar una tesina. Este matrimonio sevillano lo hicieron hace apenas diez días. El objetivo de la investigación era aprovechar un tema teológico para aplicarlo a la vida cotidiana, “hacerlo práctico”, apuntan.
Albendea y Alegre escogieron profundizar en una de las experiencias originarias: la desnudez. “Se trata de un estado de inocencia que se rompe por el pecado, lo que provoca que la desnudez cause vergüenza”. Para superarla hablan del vestido como “una señal de redención”. Así, realizan un recorrido del vestido a lo largo de la Biblia y, reflexionan sobre las modas actuales. Igualmente, aterrizan sobre la aplicación de su investigación en la pastoral familiar, haciendo referencia a la vestimenta en los sacramentos. En su trabajo también señalan que la forma de vestir crea un clima “favorable” para la castidad, “esto no consiste en ir completamente tapado –explican-, sino dejar de vivir en una cultura de muerte, materialismo y hedonismo”. Para el matrimonio “el vestido habla de Dios, es una puerta para hablar de teología”.
El esfuerzo mereció la pena, porque después de más de un año de investigación han obtenido un sobresaliente cum laude, una calificación que agradecen en gran medida a su director, Carlos Granados DCJM, actual director de la BAC (Biblioteca de Autores Cristianos). “Ha sido un director muy diligente y rápido en sus correcciones. Su ayuda ha sido fundamental”, confiesan.
Por último, Albendea y Alegre mantienen que este trabajo puede servir para profundizar en ciertos aspectos de la pastoral familiar. Por ejemplo, ya han propuesto desarrollar catequesis sobre la importancia y simbología del vestido antes de los sacramentos del bautismo, la comunión y el matrimonio.
Sobre el máster
El programa de formación prevé tres años y está dividido en tres sesiones estivales y nueve sesiones invernales, a lo lardo de las cuales se distribuyen los 36 créditos de sus asignaturas. Cada sesión de verano consta de una semana de estudio, con seis días lectivos, mientras que las sesiones invernales se desarrollan en dos días lectivos intensivos durante el fin de semana. En todas ellas se intercala la actividad académica con la vida familiar, el descanso, la vida espiritual y la convivencia. En Sevilla los encuentros durante el curso se celebran en Betania, mientras que la formación estival tiene lugar en Málaga.
El plan formativo se divide en cinco módulos: teológico, filosófico, moral, pastoral y psicopedagógico.
Por su parte, este matrimonio sevillano no tiene dudas en recomendar el máster y animan a otras familias a hacerlo, porque “cuando has recibido tanto y es tan bueno para ti, quieres compartirlo”.