Miles de fieles se dieron cita en el Cerro del Cabezo para conmemorar la “Aparición” de la Santísima Virgen de la Cabeza al pastor Juan de Rivas, la noche del 11 al 12 de agosto de 1227, de la que se cumple el 789 aniversario.
Don Amadeo Rodríguez Magro quiso estar presente en los actos y cultos de esta noche de la “Aparición”, de la que es Patrona de la Diócesis, la primera para el Pastor diocesano desde que inició su labor como Obispo de Jaén.
Tras una tarde de distintos actos cultuales, en los que participaron las 64 cofradías de la Virgen de la Cabeza que acudieron al Santuario procedentes de distintos lugares de la geografía provincial, autonómica y nacional, se procedió al traslado de la Santísima Virgen de la Cabeza, desde su Camarín, al exterior de la Basílica, donde se celebraría, el rezo del Santo Rosario y la Santa Misa.
Durante su homilía, el Obispo de la Diócesis, mostró su alegría por la gran devoción a la Madre de Dios de la Diócesis. Una devoción que se hacía palpable en los miles de fieles congregados en las calzadas para participar en la Eucaristía y en la posterior procesión.
Don Amadeo inició sus palabras afirmando que “Estáis, estamos sintiendo mucho amor a la Virgen de la Cabeza. Lo que decís con los labios es lo que refleja vuestro corazón”. El Obispo diocesano hizo partícipes a los fieles de su devoción por “la Morenita”, ante la que se postró al llegar a Jaén, el día anterior a su toma de posesión, el pasado mes de mayo.
En la homilía, Don Amadeo Rodríguez Magro, quiso hacer tres preguntas, que según afirmó el propio Obispo, llevaba haciéndose varios días: “Una se la voy a hacer a Ella, a la Santísima Virgen de la Cabeza, ¿Por qué viniste aquí, por qué te manifestaste aquí?”, a lo que el Obispo respondió, que “la Virgen siempre viene buscando, buscándonos a nosotros. La Virgen siempre trae mucho amor de Dios. A lo largo de la historia la Virgen ha venido y sigue viniendo para traernos el amor y la misericordia de Dios. Esta noche los que estamos aquí podemos tener el gozo y la alegría de saber que la Virgen María nos manifiesta la misericordia de Dios”.
La segunda pregunta que se hizo Monseñor Rodríguez Magro, fue “¿a qué he venido a qué habéis venido esta noche hasta el Cerro?. Hemos venido porque somos, cada uno de nosotros hombres y mujeres que se sienten necesitados ante Dios. Seguro que habéis venido buscando a Dios porque María siempre será el camino exacto para encontrarnos con Cristo”.
Y la tercera pregunta con la que interpeló a los fieles el Obispo decía así: “Cuando volvamos esta noche a nuestros lugares de origen, qué espera de nosotros la Virgen, qué quiere de nosotros la Virgen?”. A lo que el Pastor diocesano respondió, “Quiere que seamos testigos de su Hijo con nuestra vida. Que llevamos al corazón del mundo y de la sociedad los valores del Evangelio”.
Al finalizar la Eucaristía, que estuvo participada por numerosos sacerdotes diocesanos, como el Vicario General, D. Francisco Juan Martínez Rojas, el Rector del Santuario de la Virgen de la Cabeza, D. Domingo Conesa Fuentes, y un nutrido grupo de Trinitarios, y acompañada por el Coro Romero de Puertollano, la Virgen procesionó por las calzadas del Santuario y por las casas de las cofradías donde se encontró con el fervor y la devoción de miles de devotos.