Como ya es tradición, el Obispo de Córdoba ha presidido en la iglesia del Hospital de san Jacinto la misa del Viernes de Dolores.
La plaza de Capuchinos, como cada año, ha protagonizado un día marcado en el calendario cofrade y en especial, en todos los devotos que rinden culto a la Señora de Córdoba. Y es que un año más, la Iglesia del Hospital de san Jacinto ha acogido a cientos de fieles para celebrar la misa del Viernes de Dolores. Una celebración presidida por el Obispo quien en su homilía no sólo ha recordado la misión que Dios le ha confiado a María Santísima, la de ser la Madre del Redentor, sino que además, con Ella siempre encontramos palabras de consuelo y una actitud de acogida.
Igualmente, el prelado ha explicado a los fieles que nos encontramos en el Año jubilar de la Virgen de los Dolores, un año unida al de la Misericordia. «La Iglesia nos recuerda con estos dos años jubilares nuestra condición de pecadores y que necesitamos sanación, perdón y conversión», ha afirmado. Y ha añadido que «el Año jubilar de la Misericordia quiere ser un año para experimentar el corazón maternal de María, la acogida, la compasión y la misericordia de Dios».
Tras la celebración, la Iglesia de san Jacinto ha continuado con las puertas abiertas para todos los que han querido venerar y rezar ante la Señora de Córdoba, la Virgen de los Dolores.