Con el drama que viven los refugiados, hacinados a las puertas de Europa, como telón de fondo, Círculo de Silencio quiso poner de manifiesto, en su convocatoria mensual, esta situación, y reivindicar, así, la necesidad de dar dignidad a estas personas que huyen de sus países de origen, sobre todo, escapando de la guerra y la miseria.
Círculo de Silencio, que aúna al secretariado de Migraciones, Proyecto Rajab, HOAC, Inter-Red, y Cáritas se reunió ayer para dar visibilidad, en esta ocasión, a aquellas personas refugiadas que esperan su oportunidad para entrar en Europa. En esta ocasión, y coincidiendo con el tiempo de Cuaresma, Círculo de Silencio quiso unirse al dolor de los refugiados a través de la oración del Vía Crucis. Se contemplaron 5 estaciones, en distintos puntos de la ciudad: plaza de la Constitución, de Deán Mazas, San Ildefonso… para concluir a las puertas de la Catedral. Cada estación se convirtió en una plegaria por aquellos que sufren: en particular por los cientos de familias que huyen de sus casas, de sus países para buscar una vida más digna, alejados del horror de las guerras y la barbarie.
Firma de la petición contra el acuerdo de la Unión Europea
En este sentido, se apeló a los gobiernos de la Unión Europea para que no cierren las puertas de Europa a tantos miles de personas que se ven abocados a vivir en campos de refugiados sin saber cuál va a ser su destino final. Círculo de Silencio pedía, así, a los asistentes que se uniera a la firma de la petición que han lanzado distintas entidades de acción social de la Iglesia que trabajan con refugiados y migrantes —Cáritas, CONFER, el Sector Social de la Compañía de Jesús y Justicia y Paz. En el documento expresan su consternación y su más absoluto rechazo ante el acuerdo alcanzado en Bruselas entre la Unión Europea y Turquía, que permitirá devolver a territorio turco a todos los refugiados que en los últimos meses han llegado a Europa desde las costas del Egeo. En petición solicitan a los Estados miembros «que defiendan la Convención de Ginebra y se atengan a los valores proclamados en sus constituciones. Instamos una vez más a la UE a que ofrezca canales legales y seguros para acceder a nuestro territorio, garantizando la protección de los derechos humanos y la dignidad de estas personas que huyen del terror y la desesperación». Y apelan a las palabras del Papa Francisco, en su discurso ante el Parlamento Europeo, «Europa será capaz de hacer frente a las problemáticas asociadas a la inmigración (…) si es capaz de adoptar políticas correctas, valientes y concretas que ayuden a los países de origen en su desarrollo sociopolítico y a la superación de sus conflictos internos —causa principal de este fenómeno–, en lugar de políticas de interés, que aumentan y alimentan estos conflictos. Es necesario actuar sobre las causas y no solamente sobre los efectos».