Hemos tenido la oportunidad y la suerte de poder participar del Cursillo de Cristiandad número 1055 en Córdoba, en los días 28 al 31 de Enero.
Difícilmente se puede explicar con palabras el Bien tan grande que para todos ha supuesto.
Normalmente cualquier efecto que podamos sentir tiene una causa lógica que lo provoque, en cambio lo que hemos sentido en el trascurso y después de nuestra experiencia de cursillos no tiene una causa lógica, lo cual lo hace aúnmás inexplicable, desde el plano meramente humano.
La realidad objetiva del cursillo consiste en que un grupo de gente, hace un esfuerzo gratuito por intentar presentarnos a Jesús, no consiste en mucho más, si bien es cierto, que no solo lo presentan de palabra, sino y sobre todo de obras, con el trato y el estilo de vida y de servicio altruista.
Ciertamente a todos nos pasa que cuando conocemos a un amigo nuevo nos da alegría, creo que la esencia de Cursillos es que hace posible el conocer a Jesús tal cual es, despejando el tamizado que el mundo le ha pegado, de forma que tan disfrazado, no suele identificarse con el rostro auténtico y liberador, de aquel que dice la Biblia, es solo Amor, Camino, Verdad y Vida.
Puede pasar desapercibido el hecho de que mucha gente, en muchos lugares, incluso países distintos ha estado rezando por quienes imparten y reciben el cursillo, probablemente sea esta la causa fundamental de la Gran experiencia de Amistad sincera con Aquel que redescubrimos que nos Ama.
Realmente ha hecho posible la vivencia y la convivencia de lo fundamental cristiano, nos ha ayudado a descubrir y a realizar nuestra vocación personal, y nos ha animado e impulsado, a ser fermento de la verdad de cada uno de nosotros, la verdad del hombre, que no es el egoísmo, ni individualismo, ni materialismo… sino comunión en el Amor Cristiano y la Vida.
