Hoy, 2 de febrero, celebramos el día de la Vida Consagrada. Con este motivo, os ofrecemos el testimonio de la hermana María Carlota, que profesó sus votos perpetuos en la Congregación de La Visitación de Santa María el pasado domingo en Granada.
La religiosa entró en el Monasterio de la Visitación de Ciudad de Méjico hace seis años, y ahora se cumple un año desde que llegó a la ciudad. La monja mejicana ya forma parte de la comunidad salesa de vida contemplativa en nuestra Diócesis.
Carina Martínez Andrés era la única niña de los tres hijos de la familia. La madre de Carina murió tres años antes de que ella ingresara en el convento de La Visitación de Ciudad de Méjico.
Al entrar en la comunidad de La Visitación de Santa María, eligió el nombre de «María Carlota», que significa «la que lucha por el amor».
Tras unos años de búsqueda interior y espiritual, la hermana María Carlota descubrió su vocación a través de unos amigos católicos: «Me dijeron: acércate a Dios. Y yo les dije: pero ¿cómo me voy a acercar a Dios? Yo de vez en cuando voy a Misa… no sé, ¿pero cómo es acercarse a Dios? Y me dijeron: Confiésate, ve a Misa y acompáñanos a la hora santa. Yo los acompañé y me dijeron: Hay que estar lo más cerca posible del Santísimo expuesto, hay que estar ahí junto a Él para que nos llene de su amor. Vimos a unas religiosas y me dijeron: Ser religiosa es lo más grande del mundo. Entonces así que yo buscaba con mi alma algo que no había encontrado en el mundo, que uno busca y busca y con nada queda saciado. Entonces me dije: Es lo más grande, es lo más maravilloso ser religiosa, y eso me emocionó mucho y entonces yo dije: pues no estoy casada, no tengo hijos, pero si ellos dicen que es lo más maravilloso, pues yo lo quiero, si dicen que es lo mejor del mundo, yo lo quiero. Delante del Corazón Inmaculado de María, me dije: Dios te quiere contemplativa. Entonces me llevaron al convento de la Visitación de Santa María en la Ciudad de Méjico y les dije que Dios me había dado una alegría tremenda, que me sentía llamada, pero me había dado una alegría el haber dicho ‘quiero ser religiosa´ que yo no lo comprendía, o sea, yo nada más dije: ‘Yo sí lo quiero´ y en ese momento mi corazón se llenó de tanta alegría, es la obra de Dios que al decir sí, Él en ese momento se da completamente», explica sor María Carlota.
VOTOS PERPETUOS EN GRANADA
La religiosa lleva un año viviendo en Granada y profesó los votos perpetuos en la Congregación de la Visitación de Santa María el pasado domingo, 24 de enero, en la fiesta de su fundador san Francisco de Sales.
La celebración estuvo presidida por nuestro Arzobispo y concelebraron la Eucaristía otros sacerdotes diocesanos, en el Monasterio de la Visitación de Santa María, situado en el Cerrillo de Maracena.
Antes de la homilía del Arzobispo, la religiosa se presentó y expuso su petición para ser recibida en la profesión en el Monasterio de la Visitación y consagrar en él toda su vida, a lo que la Madre Superiora de la Comunidad respondió que era aceptada.
Mons. Javier Martínez, Arzobispo de Granada celebro la Eucaristía en la ceremonia de profesión de los votos perpetuos. En su homilía, habló de San Francisco de Sales y del Misterio Pascual de Dios: «Yo creo que la figura de san Francisco de Sales con todo su afecto por el ser humano, y por el ser humano en su debilidad y consciente por esa debilidad, es justamente una expresión preciosa de la misericordia del Señor. Y de la actualidad de la fecundidad de ese pastor, que es san Francisco de Sales, pues lo que estamos celebrando esta tarde, que es una celebración nupcial peculiar, porque lo del paño negro, veréis, hace referencia a la muerte, pero la muerte, para nosotros cristianos, nunca es lo último, es solo un paso para la vida. Y desde los primeros siglos cristianos la consagración al Señor es siempre expresión de la vida de la Iglesia, es siempre un hacer visible el misterio profundo de la Iglesia. El misterio profundo de la Iglesia es que la Iglesia es la esposa de Cristo, que Él con su amor hace inmaculada y santa, que Él con su amor le permite no vivir ya para sí misma, o sea, que no vivamos ya para nosotros mismos, sino para aquel que ha dado la vida por nosotros».
CONSAGRACIÓN A DIOS
Antes de profesar los votos perpetuos, las religiosas van experimentando su vocación en varios pasos. Tras probar la primera experiencia de vida religiosa, la hermana María Carlota vivió seis meses de postulantado, dos años de novicia, y tres años más de vida contemplativa en la Congregación viviendo los votos de pobreza, castidad y obediencia más plenamente.
Antes de profesar los votos perpetuos, hay un período de prueba de tres años: «Si decimos que sí, vienen ya esos tres años de empezar a vivir el voto de pobreza, castidad y obediencia, pero eso lo tratamos de vivir desde el principio, pero ya en esos tres años tenemos de esmerarnos. Empezamos a ver nuestras debilidades, para llegar a esa perfección hay que esforzarnos cada vez más pero vemos logros y viendo que cuando hacemos un esfuerzo, Dios nos premia y eso nos va alentando», añade la hermana María Carlota.
CONGREGACIÓN
La Orden de la Visitación de Santa María es un Instituto Religioso de vida contemplativa fundado por San Francisco de Sales y Santa Juana Francisca Frémyot de Chantal en 1610 en Annecy (Saboya, Francia). Pablo V el 16 de octubre en 1618.
Estas religiosas están llamadas a vivir el Santo Evangelio siguiendo los Consejos Evangélicos de pobreza, castidad y obediencia, con un espíritu de profundad humildad para con el Señor y de dulzura para con el prójimo, atentas siempre a la renuncia del «hombre viejo» para vivir de la Voluntad Divina.
En nuestra Archidiócesis, el Monasterio de la Visitación de Santa María, fundado en 1902, está situado en la calle San Francisco de Sales, en el Cerrillo de Maracena.
