«Debemos ser ejemplo para el mundo y abrir los brazos a todos los que vienen de fuera»

Diócesis de Cádiz-Ceuta
Diócesis de Cádiz-Ceutahttps://www.obispadocadizyceuta.es/
La diócesis de Cádiz y Ceuta es el resultado de la unión de la Gadicensis y Septensis bajo un único obispo titular, proceso que se inició en 1857 y culminó en 1933. Es sufragánea de la Archidiócesis de Sevilla y no tiene enclaves territoriales en otras diócesis ni de otras en su demarcación.

Con motivo de la Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado, en la mañana del 17 de enero, el obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, Mons. Rafael Zornoza Boy, presidió, en la S.A.I. Catedral de Cádiz, el Jubileo de las Migraciones.

Durante la ceremonia, enmarcada dentro del Año de la Misericordia, y en la que participaron inmigrantes, agentes y voluntarios de la pastoral de migraciones, el obispo diocesano afirmó que el Dios de la misericordia viene a abrazarnos a todos y que sin Su amor la vida de los hombres es insípida. «El cristiano en este abrazo con el Dios de la misericordia debe dejarse empapar por este amor. El Señor transforma la realidad insípida de la vida en el manjar más sabroso».

Por otro lado, Mons. Zornoza lanzó un mensaje a los gobernantes de los distintos estados, que todavía no se han puesto de acuerdo a la hora de acoger a los refugiados. En este sentido, el obispo de Cádiz y Ceuta aseguró que mientras que los gobiernos afrontan esta situación como un problema de nacionalidades, la Iglesia no hace distinciones de lenguas ni razas porque «ellos siempre han sido Iglesia». Así, el obispo diocesano hizo hincapié en el mensaje del Papa Francisco. «Ante la avalancha de refugiados Su Santidad pedía una llamada a la integración y la Iglesia ya ha respondido, mientras que los políticos no se han puesto de acuerdo. Debemos ser ejemplo para el mundo y abrir los brazos a todos los que vienen de fuera. El mensaje del Papa invita a acoger y a hacer un esfuerzo a la integración para favorecer un encuentro verdadero donde vivir una relación de hermanos».

Bajo el lema Emigrantes y Refugiados nos interpelan. La respuesta el Evangelio de la Misericordia, se desarrolló esta celebración en la que se impartió una bendición especial a los inmigrantes y sus familias, y a todos los agentes y voluntarios de la pastoral de las migraciones, que también pudieron alcanzar –en las condiciones ya conocidas- la gracia jubilar.

La ceremonia, que estuvo amenizada con cantos y bailes típicos africanos, contó con la participación de numerosos inmigrantes que residen en la diócesis, muchos de ellos ataviados con la vestimenta regional de su país.

Por último, tras la misa hubo una jornada de convivencia en las instalaciones de Tartessos, donde se compartió una paella y se realizaron actividades deportivas y culturales.

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