En la mañana del sábado 9 de enero tuvo lugar en la ermita del Monte, a los pies de La Sagra, la bendición por parte del Obispo de Guadix, Mons. Ginés García, de las nuevas pinturas decorativas del camarín de las Santas Alodía y Nunilón, obra del artista bastetano Jesús Ballesta.
La ceremonia contó con la presencia de varios sacerdotes, entre los que se encontraban los párrocos de la Puebla de don Fadrique y de Huéscar, Juan Luis García y José Antonio Martínez respectivamente, ya que ambas localidades comparten el patronazgo de estas Santas, que gozan de gran devoción en la zona norte de la Diócesis de Guadix.
El proyecto de restauración del camarín se ha financiado con por los donativos tanto de los feligreses de ambas parroquias como de ambos ayuntamientos, que han podido costear estas pinturas que simulan «el paraíso celestial» y que otorgan una mayor dignidad a este espacio que acoge a las patronas de la Puebla y de Huéscar.
El cielo y el paraíso
La decoración del camarín de Las Santas fue encomendada por el párroco de la localidad, Juan Luis García, al pintor y restaurador Jesús Ballesta, natural de Baza, que ha desarrollado su labor de una forma muy estudiada. Decenas de bocetos y pruebas de color durante semanas han dado como resultado un magnífico trabajo, realizado al detalle y con gran minuciosidad.
Desde el primer momento se decidieron las líneas maestras del proyecto. ¿Qué debía transmitir este lugar sagrado?, ¿Qué sensaciones deben causar al contemplarlo?,… fueron las primeras preguntas que hubo que responder. La idea inicial era conseguir un lugar de gran belleza, que inspirara admiración, respeto y devoción.
«El reto consistía en lograr que la persona que se encontrara en el camarín sintiera, a través de sus emociones, una sensación de cercanía e intimidad con Dios» dice el autor, Jesús Ballesta. Para ello se optó por representar «el cielo y el paraíso».
Un lugar singular de luz tenue y azul intenso que enmarca la bóveda con cientos de armonizados colores, guirnaldas florales, azucenas, claveles rubicundos y liras de oro, tal como menciona el himno de las Santas. Ocho ángeles cuidan del silencio de la sala «con las famosas ocas que nos miran y tenemos que encontrar», comenta Jesús Ballesta y prosigue su descripción: «corona este lugar íntimo, una guirnalda de bellas flores y frutas: higos, limones y granadas con vivos colores…malvas, rojos, rosas…rodeando al Espíritu Santo, que se hace presente en la estancia en forma de paloma».
Como revestimiento de la habitación se ha escogido para el zócalo una piedra de color rojo alicante, por su calidez y elegancia, en combinación con mármol blanco de Macael para la solería. Una mesa tallada central sostiene el dorado templete de las santas. «La cuidada decoración nos ayuda a trasportarnos a un espacio singular de gran importancia para sus fieles: el camarín de las Santas Alodía y Nunilón». Sin duda, se trata deun lugar de enorme belleza que no deja impasible al visitante y que ya se puede contemplar.
Carlos valle
Semanasantadebaza.com
