Los antiguos seminaristas que coincidieron en el Seminario Menor de la Diócesis de Guadix a finales de los años ´70 y comienzos de los ´80 se volvieron a reunir en la ciudad accitana el sábado 19 de diciembre, después de más de 35 años. Se reunieron más de treinta antiguos seminaristas y fue un día muy especial e intenso, lleno de emociones, ya que supuso el reencuentro de viejos amigos que no se veían, muchos de ellos, desde hace una treintena de años. En esa jornada celebraron la Eucaristía y visitaron los antiguos Seminarios de Guadix y de Jérez del Marquesado. También hubo tiempo para una comida compartida y para contar cómo les ha ido la vida a todos y lo que recuerdan de aquellos años.
La jornada comenzó en la parroquia de Jérez del Marquesado. Allí, los antiguos seminaristas celebraron una Eucaristía, en la que dieron gracias por el reencuentro y en la que pidieron por algunos compañeros que ya han fallecido. También ofrecieron la Misa por los dos formadores del Seminario Menor, de los que se guarda un agradecido recuerdo y que también han fallecido: José Calvo y Rafael Carayol. Después, el grupo se desplazó hasta el antiguo Seminario de verano de Jérez, en el que recordaron las convivencias de los meses de julio y los baños en la fría piscina.
Ya en Guadix, la visita era obligada: el Seminario Menor, donde algunos cursaron uno, dos, tres y hasta cuatro años. Pudieron visitar las instalaciones de un edifico que, aunque muy deteriorado, aún conserva muchos de los espacios que conocieron. Entre ellos, aún se reconocían, a pesar de los muchos años, las habitaciones, la sala de juegos, el comedor,… y, por supuesto, la Alcazaba. Algunos manifestaron que llevaban muchos años queriendo volver a pisar aquellos pasillos en los que pasaron mucho frío, pero en los que aprendieron valores y en los que se les ayudó a ser lo que son hoy. Fue, también, una visita muy emocionada.
Terminó la jornada con una comida fraterna, en la que hubo tiempo para hablar de los años vividos, de los recuerdos que aún perduran, de los antiguos compañeros, de los buenos y malos momentos pasados en el Seminario Menor y de todo lo que le deben a aquella institución por la que pasaron hace 35 años, cuando estudiaban Bachiller y discernían su posible vocación al sacerdocio.
Convocados por WhatsApp
Han tenido que pasar 35 años para que los teléfonos móviles vuelvan a reunir a aquellos muchachos que un día ocuparon plaza en el Seminario Menor. Y es que todo ha sido muy rocambolesco. Hace unos meses, muy pocos, unos cuantos exseminaristas crearon un grupo de WhatsApp para saber unos de otros, después de tanto tiempo. Poco a poco el grupo se fue ampliando: unos sabían de unos, y otros de otros,… y el grupo se fue haciendo cada vez más grande. Durante estos meses, en la distancia, se fueron compartiendo experiencias, recuerdos, fotografías y hasta vídeos. Hasta que surgió la idea de quedar un día para verse todos. Y así llegó este 19 de diciembre pasado, que ha sido una jornada llena de emociones y reencuentros de viejos amigos.
No pudieron asistir todos los que pasaron esos años por el Seminario. Algunos están demasiado lejos. Los hay que viven en la provincia de Granada, pero también hay en Almería, Jaén, Alicante, Murcia, Tarragona, Castellón, Barcelona,…
La mayor parte de aquellos jóvenes fueron dejando el Seminario conforme descubrían que aquella no era su vocación. Pero hubo un buen grupo que pasó al Mayor y que acabaron siendo sacerdotes. De aquella generación salieron diez sacerdotes que hoy desempeñan su misión en parroquias de la Diócesis de Guadix, pero también en misiones: en Honduras y en Camerún. Los que dejaron el Seminario hoy son de todo: maestros, profesores, abogados, guardia civiles, administrativos, políticos,… de todo.
La «quedada» de los antiguos seminaristas del Menor ha servido para volver a estrechar viejas relaciones. Ha sido una jornada en la que se han recordado muchas anécdotas. Pero, sobre todo, ha servido para reconocer la buena labor que desempeñó el Seminario Menor en la formación de aquellos muchachos. Algunos de ellos reconocieron que le deben mucho a la formación recibida esos años y se sienten agradecidos por ello. Este reencuentro es expresión de ese cariño hacia el Seminario que les hizo crecer como personas y como cristianos, y del que guardan gratos recuerdos.
En todos quedó el deseo de que este encuentro se vuelva a repetir. Y seguro que así será, quizá el año que viene.
Antonio Gómez