Entrevistamos al recién elegido presidente de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga, Pablo Atencia.
¿Cuándo empezó su vida cofrade?
Desde que nací, en el año 68, mis padres me dieron de alta en la Cofradía de Estudiantes, incluso antes que en el Registro Civil. Eso es algo que yo he hecho también con mis cuatro hijos, que son la quinta generación de cofrades malagueños, y es una tradición en mi familia.
¿Siempre de Estudiantes?
Sí. También salí un año en Mena y tengo muy buena relación con Sepulcro, La Paloma, que son cofradías a las que familiarmente también estoy vinculado, pero mi vida cofrade se ha desarrollado en la cofradía de estudiantes, y asumiendo responsabilidades en la Agrupación de Cofradías de Semana Santa, como vicepresidente durante 9 años y como fiscal, lo que me ha permitido conocer la realidad del resto de las Cofradías de Málaga.
Cofrade desde la cuna, cristiano… ¿desde cuándo?
La Semana Santa que está dentro del movimiento de la religiosidad popular tiene su esencia en la fe. Nosotros somos cristianos cualificados, se dice, porque estamos especializados en darles culto público a nuestros titulares y evidentemente sin espiritualidad, eso no tiene sentido. A mí me gustaría trabajar junto con el Obispado, en absoluta lealtad, y poner a disposición de la Iglesia los 70.000 hermanos de cuota que reúnen las cofradías agrupadas, la cercanía que tenemos a toda la ciudad, para desarrollar más aún un proyecto de evangelización, de formación cristiana, de caridad… todo a lo que los cristianos estamos obligados, hacerlo en colaboración con nuestra Diócesis.
¿Es ir a contracorriente ser cofrade en un mundo que hace bandera del laicismo?
Sí, y por eso en nuestro proyecto poníamos «evangelización sin complejos». Estamos en una sociedad muy materialista, que apaga lo espiritual, pero yo creo que es perfectamente compatible la prosperidad material y económica con unas fuertes convicciones y los valores cristianos. Los cofrades, además, que tenemos socialmente un plus de prestigio, nos encontramos con que muchas personas quieren separarnos de la religiosidad, y hablan de cultura, de arte, de fenómeno sociológico, de turismo, y le dan más importancia al matiz que al fondo. Nosotros tenemos que reafirmar que el movimiento cofrade es Iglesia, que somos creyentes, que celebramos la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo; no tener complejos. Todo lo que podamos ayudar a nuestra Iglesia a que nos vean como personas alegres, de la sociedad que creemos en los valores del Evangelio, pues ahí nos van a encontrar.
Como abogado, ¿cuál es la mejor defensa de la Semana Santa?
Mi principal motivo para presentarme a presidente es entender que la Semana Santa es un instrumento magnífico para transformar la sociedad. La Iglesia, con San Juan Pablo II, Benedicto XVI y ahora el papa Francisco, nos exhorta a que participemos en lo público. Y yo creo que los cristianos estamos obligados a implicarnos y complicarnos la vida, tenemos que transformar la sociedad para bien, y desde la Semana Santa se pueden cambiar muchas cosas. Representamos sociológicamente a un número muy alto de personas, cercanas a la Iglesia y tenemos que hacer una labor para que estén aún más cerca y que se vea que los cofrades lo que queremos es impregnar de valores la sociedad y preparar el camino para nuestro encuentro con Dios.
Caemos muchas veces en la tentación del dualismo, y confrontamos Iglesia y cofradías. ¿Qué siente ante este hecho?
No es cierto. la Iglesia es madre, las cofradías somos de la familia y la relación habitualmente es magnífica. Con nuestro obispo, con el delegado de Hermandades, con el Vicario General… tenemos una relación magnífica. Es cierto que durante los años setenta y ochenta hubo una separación muy clara porque desde la propia Iglesia se veía el movimiento cofrade como falto de espiritualidad. En ese sentido hemos avanzado mucho, aunque hay que seguir, especialmente en materia de formación. Para trasmitir algo hay que creérselo y estar formado. Esa es una tarea que tenemos que hacer en colaboración con la Diócesis.
¿Cómo reaccionó cuando escuchó las palabras del Papa sobre una posible fecha fija de la Semana Santa?
Lo vi como una reflexión, todavía sin concretar. A priori no lo veo mal si sirve para que todos los cristianos celebremos al unísono la resurrección de Jesucristo. Eso ya es un argumento suficiente. Lo demás, la facilidad, las ventajas turísticas… es secundario.
Usted ha valorado mucho la labor de los anteriores presidentes. ¿Qué cree que puede aportar a la Agrupación?
Trabajar para que sea más abierta y participativa. Abierta sobre todo para impregnar a la sociedad de nuestros valores. Si de esa forma conseguimos evangelizar, incrementar la labor de caridad y formación y acercar a la Iglesia y a las cofradías a personas que están alejadas, me conformo. Por otro lado, queremos que sea más participativa porque hay mucho talento en el mundo de las cofradías que está ahora mismo fuera de la Agrupación y a mí me gustaría incorporarlo para que participen activamente, a través de las distintas comisiones, en todo el trabajo que vamos a hacer.
Ana María Medina