La Hermandad del Rocío de Córdoba ya ha iniciado su camino hacia la aldea almonteña. 9 días andando para culminar a los pies de la Virgen del Rocío en su santuario.
Las puertas de la iglesia de San Pablo se abrieron en la tarde de ayer para acoger a los cientos de peregrinos y fieles que quisieron acompañar a la Hermandad del Rocío de Córdoba en su salida hacia la aldea almonteña. Una misa de romeros que dio el pistoletazo de salida a nueve días de camino cargados de sentimientos, fe y devoción.
Una vez concluida la eucaristía, la carreta del simpecado abandonó Capitulares rumbo hacia la Catedral, donde les esperaba el Obispo de Córdoba.
El simpecado rodeado de cientos de romeros y fieles, se adentró en la Catedral hasta el Altar mayor, donde el Obispo se dirigió a todos los presentes recordándoles que «el camino que emprenden es como el camino al cielo, en el que todos encontrarán el amor de nuestra Madre, la Virgen Santísima». Haciendo alusión a las palabras de san Juan Pablo II: «Que todo el mundo sea rociero», don Demetrio les animó a vivir el camino con fe y devoción. Finalmente, impartió su bendición a todos los romeros deseándoles un feliz camino hacia la Blanca Paloma.
Tras el rezo de la Salve en el templo principal de la Diócesis, el simpecado fue entronizado nuevamente en la carreta para dirigirse al Alcázar de los Reyes Cristianos y la Rivera, donde los seminaristas le recibieron entonando unos cantos. Seguidamente, continuaron hasta la imagen de la Virgen del Rocío situada en Miraflores, la parroquia de san José y Espíritu Santo y La Torrecilla, donde hicieron su primera pará.
De esta forma, culminaba la Hermandad el primero de los nueve días de camino que harán para postrarse ante la Blanca Paloma.