En la Fiesta de San José obrero, 1 de mayo, fiesta cristiana del trabajo, se ha celebrado el Tercer Encuentro Diocesano de la Acción Conjunta contra el paro «ANTE EL PARADO ACTIVA TU CONCIENCIA» con el lema QUE TODOS SEAN UNO – LA COMUNIÓN COMO PRINCIPIO DE LA VIDA, como manifestación de nuestra Iglesia diocesana, que fiel al mandato de su Señor, quiere estar cerca de los pobres y de los oprimidos por la injusticia1.
Hemos comenzado con una concentración y marcha silenciosa y de oración a la parroquia de la Anunciación de Ntra. Sra. y de San Juan XXIII, donde el señor Arzobispo, Mons. Juan José Asenjo Pelegrina, ha presidido la Eucaristía. Los dos encuentros previos de la campaña, celebrados en noviembre y febrero pasados, han sido ocasión de mirar con cercanía y compasión la situación de nuestros hermanos desempleados, de sentirnos interpelados por la Doctrina Social de la Iglesia y el Evangelio, de sentirnos animados al contemplar y compartir con esperanza otras experiencias que nos invitan a avanzar en una economía de comunión en la que la persona sea lo primero.
Muchos son los retos a los que debemos hacer frente hoy la sociedad y los trabajadores: el desempleo que apenas cesa, la precarización del trabajo, los salarios insuficientes, la explotación de los inmigrantes, los horarios excesivos, que deshumanizan y dificultan la conciliación de la vida laboral y familiar, y todo aquello en que se antepone el beneficio a la dignidad del trabajo y de la persona, generando exclusión y pobreza.
La persistencia en nuestro país de 5.444.600 personas desempleadas, un 23,78%2, y la naturaleza temporal y precaria de las contrataciones3 que se realizan (90%), manifiestan la debilidad y la vulnerabilidad de los trabajadores en paro. Ante esta relación decisiva entre trabajo y sociedad estamos llamados a hacer cristiana nuestra sensibilidad.
En Jesús encontramos la fuente de esta sensibilidad cristiana para la acción. Él nos dejó el mandamiento nuevo: Que os améis los unos a los otros, como yo os he amado (Jn15, 12-13).
En muchos aspectos, amar al prójimo en el nivel social significa valerse de las mediaciones sociales para mejorar su vida o también remover los factores sociales que causan su indigencia. (CDSI 208).
Benedicto XVI nos ha recordado que «caridad en la verdad significa la necesidad de dar forma y organización a las iniciativas económicas que, sin renunciar al beneficio, quieren ir más allá de la lógica del intercambio de cosas equivalentes y del lucro como fin en sí mismo»(CV 38).
Por su parte, el Papa Francisco manifiesta que » un cambio en las estructuras sin generar nuevas convicciones y actitudes dará lugar a que esas mismas estructuras tarde o temprano se vuelvan corruptas, pesadas e ineficaces» (EG 189), de ahí que rechace con firmeza una economía de la exclusión y de la inequidad, porque esa economía mata (EG53), y demande la urgente necesidad de resolver las causas estructurales de la pobreza … renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera (EG 202).
Corresponde a toda la sociedad la ingente tarea de hacer posible un trabajo decente y de realizar las transformaciones estructurales, pero es también una tarea eclesial, porque lo que está en juego es la dignidad de la persona y la suerte de los pobres4. Para conseguir una sociedad justa y una distribución equitativa de la riqueza se precisan hombres y mujeres que trabajen en todos los campos de la vida social, política y económica con un claro sentido de los valores cristianos que deben impregnar todas sus actividades.
Con esta orientación seguimos trabajando.
Sevilla, 1 de mayo de 2015