Eloy Bueno de la Fuente ha acompañado a la comunidad parroquial de María, Madre de Dios en su reflexión sobre su papel evangelizador, celebrando la pasada semana una ponencia. El jueves 12 de marzo, tiene lugar la exposición de un panel de experiencias con el título «Grupos de catequistas, liturgia y movimientos» por parte del sacerdote Celestino Fernández.
Diócesis Málaga ha entrevistado al doctor en Misionología y Filosofía, asesor de la Comisión Episcopal de Misiones, es catedrático de Teología Dogmática en la Facultad de Teología de Burgos. Eloy Bueno de la Fuente ha acompañado a la comunidad parroquial de María, Madre de Dios en su reflexión sobre su papel evangelizador
Evangelizar o ser evangelizados ¿Qué es prioritario?
Lo que resulta ridículo es pensar que uno va a evangelizar si no arranca de esa experiencia de que alguien nos ha amado primero. Pero tampoco hay que esperar a ser «santísimo» para empezar a evangelizar. Porque, como nos recordaba Pablo VI, la Iglesia, evangelizando, se evangeliza. Es un poco la experiencia que uno oye a los misioneros en África o Asia cuando dicen: «si es que yo aprendo más de lo que doy».
Viene a Málaga a hablar de la «alegría de evangelizar»
Es una idea que vienen repitiendo mucho los papas últimos. Francisco ha titulado su primer documento propio «La alegría del Evangelio» y Benedicto XVI había definido la fe como «alegría en Dios». La clave está, lo decía Benedicto XVI y lo repite Francisco, en reconocer que hemos sido amados. Y yo creo que aquel que se siente amado es feliz porque ve un sentido a su vida y una esperanza.
Nos han hablado de Iglesia en salida, de Iglesia en misión…
Tampoco se trata de ir a muchos kilómetros de distancia sino de pisar bien lo que algunos han llamado los umbrales de la parroquia. Antes, para ir a la misión o para ir a las periferias había que «ir». Pero hoy, las parroquias están en la frontera de la misión. Lo que hay que tener es la sensibilidad para descubrir qué necesidad hay en el entorno: los pobres, los emigrantes, los enfermos, los ancianos abandonados… Las periferias nos rodean por todas partes.
Se evangeliza con obras y con palabras. ¿En qué porcentaje?
Depende mucho de las circunstancias. Inicialmente, tiene que ser a través del testimonio. Pero claro, si el testimonio suscita una interpelación, puede haber gente que pregunte y es el momento de la palabra. Porque claro, la palabra no es ir pegando voces por ahí sino aprovechar la ocasión de un trato personal, una experiencia de gozo porque ha nacido un hijo, una experiencia de duelo porque ha muerto una persona querida… Cuando se plantean ese tipo de experiencias profundas y surgen preguntas es cuando el cristiano tiene que estar dispuesto a dar razón de su esperanza.
Antonio Moreno Ruiz