
La Diócesis de Jaén celebra hoy, 27 de noviembre, el cuarto aniversario del inicio del episcopado de Monseñor Sebastián Chico Martínez como Obispo de Jaén. Cuatro años que han estado marcados por un estilo pastoral cercano, dialogante y profundamente confiado en Dios, como expresa su lema episcopal: “Te basta mi gracia”. En esa certeza ha apoyado su ministerio desde que llegó a esta tierra en noviembre de 2021, aún desconocida para él, pero que muy pronto comenzó a amar.
Proveniente de la Diócesis de Cartagena, donde ejercía como obispo auxiliar, Don Sebastián asumió con 53 años la misión de conducir la Iglesia jiennense en un tiempo de cambios significativos: una Iglesia universal inmersa en un proceso sinodal; una diócesis que avanzaba hacia una conversión pastoral y misionera; y un reto urgente que él ha hecho propio desde el primer día: ofrecer a los jóvenes caminos para descubrir el sentido profundo de su vida y su vocación.

Conociendo la diócesis a fondo: la Visita Pastoral
Si algo ha caracterizado estos cuatro años ha sido su deseo de conocer de verdad la realidad diocesana. No solo de forma institucional, sino tocando la vida concreta de cada comunidad. La Visita Pastoral —que continúa realizándose de manera intensa— está siendo para él una oportunidad privilegiada para escuchar, acompañar y alentar a los fieles en su día a día.
Parroquia a parroquia, Don Sebastián descubre la belleza de una diócesis hecha de personas sencillas, de fe firme y de tradición viva. Una Iglesia que, aunque no es rica en lo material, posee un patrimonio humano y espiritual que él valora profundamente y al que se entrega con renovada ilusión.

Cercano a sus sacerdotes: un cuidado que nace del corazón
Uno de los pilares de su ministerio episcopal es la atención constante a los sacerdotes. Monseñor Chico Martínez se preocupa especialmente por los presbíteros de más edad, a quienes visita con regularidad para acompañar sus fragilidades, escucharles y agradecerles una vida entera entregada al servicio del Evangelio.
Del mismo modo, muestra una serena y firme cercanía a los sacerdotes jóvenes, a quienes anima en los primeros pasos de su ministerio. Y no menos importante es la pastoral vocacional: las vocaciones son, sin duda, su mayor desvelo y una de sus mayores pasiones. En cada encuentro con jóvenes, en cada convivencia o retiro, insiste en que Dios sigue llamando y que la Iglesia necesita corazones generosos capaces de responder.

2025: un Año Jubilar de la Esperanza lleno de vida
Este 2025, marcado por el Año Jubilar de la Esperanza, está suponiendo un impulso espiritual para toda la diócesis. Don Sebastián está presidiendo multitud de celebraciones jubilares en parroquias, movimientos, hermandades y comunidades religiosas. Su presencia, siempre cercana y serena, está siendo un signo de unidad y un aliento para quienes buscan renovar su fe en medio de un mundo necesitado de esperanza.
Un año que quedará sembrado de esperanza, con la participación multitudinaria de los jubileos, el Rosario Magno de la Esperanza y la pronta celebración de la beatificación de los 124 mártires de la Iglesia de Jaén, el próximo 13 de diciembre.

Un estilo pastoral cercano y familiar
En la vida cotidiana, quienes conviven con él destacan su carácter afable, su alegría sencilla y su capacidad para crear un clima de familia. Disfruta de los encuentros con su madre, hermanos y sobrinos, y ha hecho de la curia diocesana un espacio fraterno, donde no faltan las conversaciones pausadas y los momentos de convivencia.
Inquieto, trabajador y entregado, Don Sebastián continúa recorriendo con paso firme la misión que el Papa le confió: ser pastor de esta Iglesia particular que cada día descubre más profundamente. Una diócesis hecha de “piedras vivas” que, guiadas por su Obispo, continúa anunciando con gratitud y esperanza el amor misericordioso de Dios.
Galería fotográfica: «4º aniversario inicio episcopado»
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