Centenario de la Solemnidad de Cristo Rey

Se cumple los cien años de la solemnidad de Cristo Rey instaurada por el papa Pío XI con la encíclica Quas Primas (11.12.1925). Se celebraba entonces un año santo y como decía el Papa en la encíclica, “al cumplirse en el Año Jubilar el XVI Centenario del concilio de Nicea, con tanto mayor gusto mandamos celebrar esta fiesta, y la celebramos Nos mismo en la Basílica Vaticana, cuanto que aquel sagrado concilio definió y proclamó como dogma de fe católica la consustancialidad del Hijo Unigénito con el Padre, además de que, al incluir las palabras cuyo reino no tendrá fin en su Símbolo o fórmula de fe, promulgaba la real dignidad de Jesucristo”. Pío XI en la conclusión del Año Jubilar de 1925, quiso introducir en la liturgia una festividad especialmente dedicada a Nuestro Señor Jesucristo Rey. La encíclica Quas Primas, haciendo un recorrido por la Sagrada Escritura y en la tradición litúrgica de la Iglesia, recordaba que ha sido costumbre muy general y antigua llamar Rey a Jesucristo y que «es evidente que también en sentido propio y estricto le pertenece a Jesucristo como hombre el título y la potestad de Rey; pues sólo en cuanto hombre se dice de Él que recibió del Padre la potestad, el honor y el reino; porque como Verbo de Dios, cuya sustancia es idéntica a la del Padre, no puede menos de tener común con él lo que es propio de la divinidad y, por tanto, poseer también como el Padre el mismo imperio supremo y absolutísimo sobre todas las criaturas».

 

En la institución de la solemnidad de Cristo Rey el papa Pío XI hacía una llamada a no olvidar nuestra pertenencia a Cristo, adquirida «no con oro o plata, que son cosas perecederas, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un Cordero Inmaculado y sin tacha. No somos, pues, ya nuestros, puesto que Cristo nos ha comprado por precio grande; hasta nuestros mismos cuerpos son miembros de Jesucristo» El Reino de Cristo es una llamada a dejarnos conducir por Él, y que Pío XI manifestó usando las mismas palabras de otro Papa, León XIII: «¡Oh, qué felicidad podríamos gozar si los individuos, las familias y las sociedades se dejaran gobernar por Cristo! […] entonces se podrán curar tantas heridas, todo derecho recobrará su vigor antiguo, volverán los bienes de la paz, caerán de las manos las espadas y las armas, cuando todos acepten de buena voluntad el imperio de Cristo, cuando le obedezcan, cuando toda lengua proclame que Nuestro Señor Jesucristo está en la gloria de Dios Padre» Donde reina Cristo se fortalece la justicia y crece la esperanza.

 

La celebración anual de Cristo Rey debe impulsarnos como recuerda la encíclica Quas Primas, con la acción y con las obras, a volvernos más a Cristo, respondiendo a la llamada de conversión personal y eclesial que Él nos hace. En muchas ocasiones Cristo es silenciado cuando se falta al orden de la Creación, cuando se arrincona la libertad de expresar la fe en la vida pública y especialmente cuando se atenta contra la dignidad de la persona. Por eso es necesario que esta solemnidad nos inspire a crecer desde Cristo en la memoria de los que no cuentan y son olvidados por esa sociedad de la que hablaba el papa Francisco, la sociedad del descarte.

 

Precisamente como discípulos misioneros no se debe dudar en hacer de la vida pública un renovado campo de misión para hablar de Cristo y hacer resonar su voz a los que no lo conocen, lo han olvidado o lo rechazan. El gobierno de Cristo en lo espiritual, en lo temporal, en los individuos y en la sociedad como nos recuerda la encíclica, nos alerta de la privatización de nuestra fe y sus consecuencias. El testimonio de nuestros santos y santas, cuya sangre derramaron por Cristo, nos llama a crecer como apóstoles según la vocación a la que hemos sido llamados por Dios. Este tiempo que vivimos – como si Dios no existiera – es una ocasión propicia para favorecer la formación de personas para un renovado liderazgo cristiano y como recordó el Papa León XIV a la luz del nuevo doctor de la Iglesia san John Henry Newman, a ofrecer como Iglesia “itinerarios de la mente hacia Dios”.

+José Ángel Saiz Meneses

Arzobispo Metropolitano de Sevilla

Contenido relacionado

Enlaces de interés

ODISUR
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.