
«Dilexi te» (Te he amado) es el título de la primera exhortación apostólica del papa León XIV, un trabajo iniciado por Francisco sobre el tema del servicio a los pobres, en cuyo rostro encontramos “el sufrimiento de los inocentes”. El Papa denuncia, entre otros males, la economía que mata, la falta de equidad o la violencia contra las mujeres
En el texto, el Papa nos recuerda que el cuidado de los pobres forma parte de la gran tradición de la Iglesia, «como un faro de luz que, desde el Evangelio, ha iluminado los corazones y los pasos de los cristianos de todos los tiempos. Por tanto, debemos sentir la urgencia de invitar a todos a sumergirse en este río de luz y de vida que proviene del reconocimiento de Cristo en el rostro de los necesitados y de los que sufren».
El amor a los pobres, señala el Papa, «es un elemento esencial de la historia de Dios con nosotros y, desde el corazón de la Iglesia, prorrumpe como una llamada continua en los corazones de los creyentes, tanto en las comunidades como en cada uno de los fieles».Y es que, como afirma León XIV en el texto que firmó el 4 de octubre, fiesta de san Francisco de Asís, figura en la que se inspira, «para nosotros cristianos, la cuestión de los pobres conduce a lo esencial de nuestra fe. La realidad es que los pobres para los cristianos no son una categoría sociológica, sino la misma carne de Cristo». Con este documento, se nos llama la atención sobre lo necesario que es especificar que el Señor se hace carne, «carne que tiene hambre, que tiene sed, que está enferma, encarcelada», y recuerda que «una Iglesia pobre para los pobres empieza con ir hacia la carne de Cristo. Si vamos hacia la carne de Cristo, comenzamos a entender algo, a entender qué es esta pobreza, la pobreza del Señor».
A los cristianos se nos invita finalmente a no percibir a los pobres como un problema social, sino como un asunto familiar, porque son uno de los nuestros. Y es gracias a nuestros gestos de ayuda que podrán sentir las palabras de Jesús: “Yo te he amado”.

