La Iglesia de Jaén agradece, en una gala, a todos los que participaron en la Magna

Diócesis de Jaén
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La diócesis de Jaén es una iglesia particular española sufragánea de la archidiócesis de Granada. Sus sedes son la Catedral de la Asunción de Jaén y Catedral de la Natividad de Nuestra Señora de Baeza.

Dice el refranero popular, “es de bien nacidos ser agradecidos”, por eso, con el recuerdo reposado, y el corazón lleno de gratitud, el Obispo de Jaén, en nombre de la Iglesia del Santo Reino, convocó un acto para para agradecer, recordar y compartir lo que el pasado 4 de octubre significó para esta provincia y sus gentes.

Junto con autoridades civiles y militares, entre los que se encontraban el Subdelegado del Gobierno, Delegados de la Junta de Andalucía, miembros de Diputación Provincial y representantes del Ayuntamiento de la capital; también estuvieron presentes el Intendente Jefe de la Policía Local de Jaén; el Jefe de Protección Civil, de Bomberos y el Jefe de la Brigada Provincial de Policía Judicial.

Igualmente, se dieron cita los patrocinadores del Rosario Magno de la Esperanza; las Cofradías participantes y de acogida; músicos; empresas colaboradoras; la Comisión de la Magna, y así hasta completar el salón de actos de la Casa de la Iglesia que acogía esta gala.

El primero en tomar la palabra fue el Presidente de la Comisión y Provicario General de la Diócesis, D. José Antonio Sánchez Ortiz. Recordar es una palabra que contiene un misterio. Viene del latín re-cordis, que significa literalmente “volver a pasar por el corazón”. Hoy queremos recordar así el 4 de octubre: no como quien repasa una fecha, sino como quien sostiene entre las manos un relato vivo. Un relato que vuelve a nuestro corazón para avivar lo mejor de nosotros y para revelar lo que Jaén es capaz de hacer cuando camina unida”. Para añadir, “El corazón de un pueblo creyente que se abrió a la gracia; el corazón de una diócesis que supo caminar unida; el corazón de Dios que, de algún modo, pasó por nuestras calles ofreciendo consuelo, belleza y esperanza. Por eso, al evocarlo, nace un agradecimiento que no se deja reducir a nombres ni a categorías, porque el Rosario Magno fue, ante todo, una obra de todos”.

Para terminar, entonando un gracias a todos los que lo hicieron posible: “Gracias a quienes soñaron y a quienes trabajaron por hacer ese sueño realidad. Gracias a quienes aportaron tiempo, recursos, manos, ideas y presencia”. “Todos (instituciones, cofradías, parroquias, empresas, patrocinadores, voluntarios) formasteis un rosario vivo, donde cada cuenta fue necesaria y única. Ninguna, por sí sola, habría bastado; pero todas unidas, como en un mismo cordón de fe y de esperanza, dieron forma a una jornada que sobrecogió a la ciudad y dejó una huella profunda en la historia de la tierra del Santo Reino”, concluyó el Provicario Gral.

La nota musical en directo estuvo a cargo de Rafaela Cárdenas León y Fernando J. Camacho Rizquez,  que interpretaron, de forma magistral y en directo el Ave María de William Gómez.

Libro memoria
Un vídeo resumen de lo acontecido el 4 de octubre dio paso a la presentación del libro memoria de este gran día para la Iglesia diocesana. Un “álbum de recuerdos” que, en forma de textos, de imágenes, de música recoge todo lo que se vivió en ese día memorable. Bajo el título “Magnum Rosarium Spei: un día para la historia”, Blanca Impresores ha vuelto a dar muestras de su excelencia profesional en la edición de una obra llamada a plasmar el acontecimiento del día 4 de octubre. Lo cierto es que no podíamos encontrar mejor imprenta para esta hermosa tarea. Entre otras razones, porque José Blanca, ha formado parte de la organización y, además de su trabajo, en este caso ha puesto ese ingrediente que convierte lo normal en extraordinario: el corazón”, expresó el coordinador del libro, D. José Antonio Sánchez Ortiz, que hizo entrega del primer ejemplar al Obispo de Jaén, Monseñor Chico Martínez.

A continuación, fue el momento de los agradecimientos. Comenzando por las instituciones, para seguir con los patrocinadores y, después, las cofradías. El recuerdo, una placa de cerámica con el un extracto del cartel del Rosario Magno, que decía: “Gracias por escribir esta página de la historia de la Iglesia de Jaén”. El Obispo fue haciendo entrega, personalmente del obsequio, a la vez que agradecía su presencia e implicación. El recuerdo es obra del taller Alverna de Cáritas diocesana de Jaén. Un taller perteneciente al Programa de Reclusos de Cáritas que tiene como principal objetivo dotar a las personas acompañadas de competencias, conocimientos y destrezas profesionales y posibilitar de este modo su inserción laboral.

Junto a la placa, a las Cofradías participantes, también, se les hizo entrega de una bendición episcopal, firmada por el Obispo, como reconocimiento por ese día.

Tras el reconocimiento de todos los que de alguna manera han participado y colaborado con la preparación y desarrollo del Rosario Magno, el Prelado jiennense fue el encargado de concluir el acto con unas palabras. En ellas subrayó algunas ideas sobre el espíritu de comunión de los que se involucraron con este evento. “De lo que rebosa el corazón, habla la boca.” Y hoy, el corazón de la Iglesia de Jaén rebosa gratitud”, comenzó expresando Don Sebastián, para añadir, “gratitud profunda hacia Dios, que nos ha concedido vivir el Rosario Magno de la Esperanza como un verdadero acontecimiento de gracia y de esperanza y gratitud, también, hacia cada uno de vosotros, los que hoy os encontráis en este salón de actos de la Casa de la Iglesia y a los que representáis, ya que habéis conseguido, con vuestro compromiso, esfuerzo, y duro trabajo hacer realidad un gran sueño, del que también habéis sido protagonistas”.

Monseñor Chico quiso, de igual manera subrayar el gran regalo para la sociedad jiennense que todos los representantes se unan y trabajen de la mano: “Pero si algo ha brillado con especial fuerza ha sido la unidad de todos, esa unidad a la que los cristianos llamamos, comunión. Administraciones, entidades, empresas, instituciones civiles y eclesiales… todos, hombro con hombro, trabajando por un bien mayor, que supera a lo que cada uno representa, y que solo cobra sentido cuando todos trabajamos unidos en la misma dirección”. Y abundó en esta idea, expresando, “Ese trabajo en común, esas sinergias, han sido las que han hecho aún más grande a Jaén. Estoy convencido que de los grandes regalos que nos deja el rosario magno de la esperanza es haber comprobado que nuestra ciudad y nuestra provincia crecen con el compromiso real y activo de todos los que formamos parte de ella, sea cual sea nuestra responsabilidad. Juntos podemos crecer, juntos podemos brillar, juntos y unidos es como únicamente podemos seguir construyendo un Jaén de progreso, de futuro y por qué no, de esperanza. En esa armonía de esfuerzos, Jaén ha dado un ejemplo hermoso de lo que significa ser una comunidad viva, capaz de unirse en torno a lo esencial y, además, hacerlo con esplendor y repercusión más allá de nuestras fronteras”.

De igual manera, no quiso desaprovechar la ocasión para recordar que la religiosidad popular de la provincia se había enriquecido con la aportación de las costumbres y sellos de identidad propios de cada una de las hermandades que habían participado: Cada una de las imágenes que formaron parte del Rosario Magno no representaba solo a su hermandad, sino a todo un pueblo. Cada paso, al recorrer nuestras calles, llevaba también consigo a las demás cofradías de su ciudad, que se sintieron presentes en él. Así, en una sola procesión, caminó toda la geografía espiritual de nuestra Diócesis: un mosaico de devociones, de rostros, de historias y de fe compartida. Y lo hizo con su propio sello de identidad, compartiendo con el resto cómo rezan, cómo cantan, cómo mueven sus tronos, en definitiva, su manera de vivir y expresar la fe popular y fervorosa heredada y comprometida con las generaciones futuras”.

El Obispo del Santo Reino, también, quiso agradecer la labor de la Comisión Magna, en la persona del Provicario Gral.que ha sumado una carga más a sus ya más que larga lista de tareas, dando en ésta, también, lo mejor de sí mismo, como buen sacerdote, comprometido y enamorado de esta Iglesia que peregrina en Jaén y por la que cada día se desgasta”.

Para concluir, recordó que la misión del Rosario y del Jubileo se habían cumplido, “el Rosario Magno de la Esperanza no fue solo una celebración extraordinaria, sino un signo de comunión. Una proclamación de que Jaén tiene una alma grande y capaz de hacer cosas grandes. Y de que cuando la Iglesia y la sociedad caminan juntas, el corazón de nuestra tierra late al mismo compás, el del Evangelio y en este caso, también, el de la esperanza”, cerró el Prelado jiennense.

Con el estreno de la nueva armonización de himno de la Diócesis, que se estrenó en el Rosario Magno, interpretado por MusicAlma, se cerró esta gala de agradecimiento a todos los que habían sido parte de un día para la historia de la Iglesia de Jaén.

Galería fotográfica: «Gala de agradecimiento del Rosario Magno de la Esperanza»

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