Cotolengo, esperanza para los últimos

Diócesis de Málaga
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La diócesis de Málaga es una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Málaga.

Queridos diocesanos, hermanas y hermanos de Málaga y Melilla:

León XIV, en su Mensaje para la Jornada Mundial de los Pobres, ha afirmado: «Tú, Señor, eres mi esperanza (Sal 71,5). Estas palabras brotan de un corazón oprimido por graves dificultades: Me hiciste pasar por muchas angustias (v. 20), dice el salmista. A pesar de ello, su alma está abierta y confiada, porque permanece firme en la fe, que reconoce el apoyo de Dios».

Nos invita, por tanto, a mirar al pobre no sólo como destinatario de nuestra caridad, sino como portador de un mensaje evangelizador: «El pobre no confía en las seguridades del poder o del tener; al contrario, las sufre y con frecuencia es víctima de ellas. Su esperanza sólo puede reposar en otro lugar. Reconociendo que Dios es nuestra primera y única esperanza, nosotros también realizamos el paso de las esperanzas efímeras a la esperanza duradera».

Acojamos la fuerza evangelizadora de las personas empobrecidas y compartamos con ellos nuestros bienes materiales y espirituales, porque, como advertía el papa Francisco, «la peor discriminación que sufren los pobres es la falta de atención espiritual. La inmensa mayoría de los pobres tiene una especial apertura a la fe; necesitan a Dios y no podemos dejar de brindarles su amistad, su bendición, su Palabra, la celebración de los sacramentos y la propuesta de un camino de crecimiento y de maduración en la fe» (EG n. 200).

Estas palabras cobran vida en la Casa del Sagrado Corazón, nuestro querido Cotolengo, fundado en 1965 en una de las zonas más desfavorecidas de Málaga gracias al impulso del P. Jacobo y las hermanas de la Institución Benéfica del Sagrado Corazón. Hoy, el trabajo incansable de las hermanas franciscanas clarisas de Kerala (India), así como el compromiso generoso de un reducido grupo de trabajadores y de un numeroso voluntariado, dan calor a este hogar sencillo, donde la caridad se encarna, la esperanza se respira y la fe resuena en el eco del salmo: “Tú, Señor, eres mi esperanza”. No es casual que esta casa, que acoge a familias desahuciadas con niños, personas sin hogar, con discapacidad grave, enfermas o sin derechos sociales reconocidos, haya sido designada como lugar jubilar en este 2025, año de gracia dedicado a fortalecer y contagiar la esperanza.

La celebración de la IX Jornada Mundial de los Pobres, las últimas Jornadas del Jubileo y el 60 aniversario del Cotolengo nos invitan a crear nuevos signos de esperanza, activando nuestra responsabilidad social en aras del bien común, impulsando políticas sociales que cambien estructuras injustas, fomentando las distintas formas de voluntariado y colaboración, también económica, y poniendo a los pobres «en el centro de toda la acción pastoral, no sólo de la dimensión caritativa, sino también de lo que la Iglesia celebra y anuncia».

Recibid un saludo muy cordial en el Señor.

Firma Mons. Satué

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