

La imagen de la Virgen de la Cabeza, Patrona de Benamaurel, fue trasladada este 2 de noviembre, día de conmemoración de Todos los Fieles Difuntos, hasta el cementerio de la localidad, donde se celebró a mediodía la Santa Misa, oficiada por el párroco Joaquín Caler. La imagen fue trasladada en unas pequeñas andas desde la ermita de la Patrona hasta el camposanto. El cortejo estuvo acompañado, tanto a la ida hacia el cementerio como a la vuelta, por decenas de personas. Era la primera vez que la Imagen era trasladada hasta este emblemático espacio, lo que provocó la emoción de todas las personas allí presentes, tanto las que acompañaron la procesión de traslado como las que ya se encontraban en el recinto para visitar las tumbas de sus seres queridos y, además, participar en la celebración eucarística.
La iniciativa de trasladar la imagen de la Virgen de la Cabeza hasta el cementerio de Benamaurel surgió el pasado Lunes de Fiestas (28 de abril) en una conversación sobre la actividad de la Hermandad e Insignias de Nuestras Señora de la Cabeza en la que participó el señor obispo de la diócesis, monseñor Francisco Jesús Orozco, el párroco y miembros de la junta de gobierno de la corporación patronal. El propio prelado animó a todos los presentes a celebrar dicha actividad.
La Imagen de la Patrona de Benamaurel fue trasladada privadamente desde la Iglesia hasta su ermita, que solo “visita” durante la Romería anual de las fiestas en su honor. Desde allí, estuvo acompañada por los fieles hasta el cementerio, aprovechando una mañana de magnífica luz y temperatura otoñales.
La llegada al cementerio fue realmente especial, dado que al cortejo se fueron sumando personas que ya allí se encontraban. La comitiva, presidida por la Virgen de la Cabeza, recorrió las principales calles del camposanto. La imagen fue depositada para la Santa Misa en un pequeño altar montado dentro de la antigua capilla del cementerio, recuperada de la ruina en las últimas semanas por el Ayuntamiento de Benamaurel. Tras la finalización de la emotiva Eucaristía, donde el celebrante apeló a la esperanza que nos debe generar la fe y a poner a María como ejemplo, faro y guía de esa esperanza, el cortejo se formó de nuevo para trasladar la imagen, de nuevo, a su ermita.
Durante el recorrido, todas las personas que así lo quisieron pudieron llevar las andas, sintiendo la emoción de portar sobre sus hombros a la tan querida imagen de la Patrona de Benamaurel.
Ermita primitiva
Se da la circunstancia de que la antigua ermita de la Virgen de la Cabeza se situó hasta la década de los 40 del pasado siglo, desde tiempos inmemoriales, en el lugar que ahora ocupa el Cementerio Nuevo de Benamaurel. La Imagen, según testimonios escritos en poder de la camarera de honor, Carmen Burgos, permanecía durante todo el año en la ermita y solo era trasladada a la iglesia parroquial para las fiestas de abril y para la procesión del 8 de septiembre, festividad de la Natividad de la Virgen.
Las Guerras Carlistas de finales del siglo XIX provocaron -como prevención- que varias familias y el párroco decidieran proteger la imagen en sus propias casas. Tras la llegada de la paz, el pueblo decidió construirle un camarín a la Virgen en la iglesia parroquial, primero en un lateral (actual altar la Virgen de las Angustias) y después en el altar mayor, hasta la actualidad.
Con la construcción del Cementerio Nuevo, la ermita de la Virgen de la Cabeza (que ya solo se utilizaba para albergar la imagen el Domingo de Romería) se trasladó a otro lugar. Ante el deterioro de esa segunda ermita, en 1972 se decidió levantar la actual.
Rafael Troyano
Benamaurel

