
Ella no molesta, y puede ser “medicina para el alma”
Me parece mentira, pero no lo es. Si no ocurre algo extraordinario, este martes, a la imagen de la Virgen de Candelaria se le abrirá la puerta de la prisión, las misma que se usa para los detenidos y penados. Entrará e irá al encuentro de una multitud de personas que llevan semanas esperando este momento y que al principio de la noticia se mostraban un poco incrédulos diciendo – déjese de bromas, pero, ¿qué viene la Virgen de Candelaria de verdad? -.
He sido testigo con cuanta ilusión se está preparando esta singular visita. Elaboración de pancartas, carteles, flores de papel, limpieza, pintura, arreglo de jardines, peana, arco,… y otros tantos detalles con los que queremos acoger la Sagrada Imagen de nuestra querida Morenita. Gracias a los internos e internas por tener tan buen corazón, y gracias a la dirección del Centro y trabajadores por su generosa implicación. Es muy agradable oír estos días –para la Virgen, lo que haga falta-.
También estoy siendo testigo cada día del entusiasmo y emoción que despierta en muchos de nosotros la cercanía de este histórico acontecimiento. En conversaciones personales, en la misma misa de hoy, hablando y motivando para recibir con cariño a la Virgen se me quiebra la voz, me emociono, y a ustedes también les cambia la cara, les brillan los ojos, y algunos bajan la cabeza para no dejar ver las lágrimas que asoman. Ayer me decía un paisano de mi querido sur cuando le pregunté si saldría a verla –si ustedes la traen de tan lejos, ¿no voy yo caminar 40 o 50 metros para verla, ¿cuándo he venido de San Miguel a Candelaria varias veces? -.
Soy consciente que, mientras unos sentimos un gran entusiasmo por esta visita, otros, no llegan a tanto, y se quedan solo en un entusiasmo normalito. Hay otros que la miran con indiferencia o frialdad. Y algunos, hasta les puede molestar. Los entiendo a todos.
A unos y a otros les ofrezco esta reflexión inspirada en las palabras que ayer me dijo un periodista al que no autorizan a entrar al Centro Penitenciario para dar fe de lo que va acontecer. Decía –pienso que esta visita puede ser una medicina para el alma-. Estoy totalmente de acuerdo con él.
Siendo verdad, que lo es, que La Virgen está, según nuestra fe, en el cielo, y desde ahí, nos quiere, nos cuida e intercede por nosotros como madre. La que va a entrar en la cárcel es la imagen de la Virgen de Candelaria. Esa entrañable y querida imagen que acogieron, respetaron y veneraron los guanches y también nuestros abuelos y padres (los míos me enseñaron a quererla desde muy pequeño y, se lo agradezco cada día). Yo, en la Virgen de Candelaria veo un icono de la madre de Jesús y de nuestras madres de la tierra.
Estoy confiado que va a llevar a muchas personas luz, consuelo y esperanza. Que su presencia en un lugar como la cárcel regalará ternura, paz y deseos de libertad y no solo física. Estoy convencido que puede ser buena “medicina para el alma”, curar heridas y ayudar a restaurar vidas. Confío en ello. Afirmo también, que la Virgen no molesta, porque las madres nunca molestan. Las madres incluso hacen milagros. La mía, en medio de una familia pobre, los hacía cada día. Las madres son así. Piensa un poco en la tuya y verás que tengo razón.
Y he dejado para el final dirigirme a todos los funcionarios y profesionales que trabajan en el Centro de Tenerife. Hace un tiempo, ustedes gritaban “tu abandono me mata”, y cuánta razón había en esa queja y denuncia hacia las Instituciones Penitenciarias por la dejadez, olvido e inseguridad con la que tienen que trabajar cada día. Durante años he compartido, no solo lugar de trabajo, sino amistad, momentos festivos y de duelo, celebraciones de la fe de algunos y de sus familiares. Siempre he sentido admiración y gratitud por su trabajo. Pienso en tantos que son de la península, lejos de su tierra y de los suyos, algunos con padres mayores o enfermos. Otras veces ni siquiera han podido estar junto a ellos en la hora de su muerte. Hoy les digo –La Virgen también viene para ustedes, ¡acójanla! Valoren que para la Iglesia de Tenerife ustedes y las personas presas son importantes y queridas, por eso traemos a la Virgen a la cárcel-.
Un saludo, con el deseo que la Virgen de Candelaria ilumine siempre sus vidas y llene de paz a sus familias.
Agustín Domingo
Delegado Diocesano de Pastoral Penitenciaria y capellán de la cárcel