Hermanos y hermanas todos, amados por el Señor:
Nos reunimos en este día bajo la mirada maternal de la Santísima Virgen del Pilar, cuya presencia firme y silenciosa ha acompañado la historia de nuestra fe y de nuestra patria. Hoy celebramos la Solemnidad de la Virgen del Pilar, la Fiesta Nacional de España, y la conmemoración del patrocinio de la Virgen sobre la Guardia Civil.
La primera lectura nos remonta a un momento de gozo profundo para el pueblo de Israel: el traslado del Arca de la Alianza a Jerusalén. El Arca no era solo un objeto sagrado, sino el signo visible de la presencia de Dios en medio del pueblo. Donde estaba el Arca, estaba la bendición, la protección y la guía del Altísimo.
La Virgen María, en la plenitud de los tiempos, se convierte en la nueva Arca de la Alianza. En ella habita no ya una ley grabada en piedra, sino la Palabra hecha carne, el Hijo eterno del Padre.
Así, esa mujer, María, se convierte en el primer y más sólido pilar de nuestra fe cristiana, que nos ofrece a su Hijo, Jesús, sobre el que se apoya nuestra fe, y nos revela que Dios no es lejano, que no se desentiende de nuestro sufrimiento, de nuestras luchas, ni de nuestra historia, que no se manifiesta en el poder o en la fuerza, sino en la invencible humildad del amor.
Y así como el Arca fue llevada en procesión entre cantos y alabanzas, así también María ha sido exaltada por generaciones, como columna firme de fe y esperanza para todos los creyentes.
En el Evangelio, una mujer del pueblo grita: ¡Dichoso el vientre que te llevó! Y Jesús, sin negar la alabanza a su Madre, eleva aún más su dignidad diciendo: Dichosos más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen. Esa es la grandeza de María: no solo su maternidad biológica, sino su fidelidad espiritual. Ella es dichosa porque escuchó y obedeció a Dios.
Ese es el camino que se nos ofrece como bautizados que formamos la Iglesia: escuchar a Dios, acoger su Palabra, y llevarla a la vida cotidiana.
La celebración de la Fiesta Nacional de España nos invita también a mirar con gratitud nuestra historia, nuestra identidad y nuestro futuro como nación. El 12 de octubre es más que una fecha histórica: es una oportunidad para renovar nuestro compromiso común con los valores que nos unen como pueblo: la dignidad inalienable de cada persona, la búsqueda de la verdad, la libertad, la justicia, la solidaridad, y, como fruto de todos ellos, la paz.
Hoy España necesita hoy que todos pongamos en juego nuestra capacidad de convivir juntos, de construir juntos, los cristianos también de orar juntos, dejando de lado la crispación y el desencuentro. En el corazón de esa unidad, suscitándola, sosteniéndola y animándola, podemos encontrar a la Santísima Virgen. Ella, que es Madre, no impone, une. No alza la voz, suscita comunión. No divide, reúne a los hijos dispersos.
La Virgen del Pilar, venerada desde Zaragoza hasta numerosas naciones de América nos hace presente la dimensión universal de nuestra fe cristiana y de la cultura que ha generado. También, hoy es el Día de la Hispanidad, ocasión para dar gracias a Dios por el rico legado cultural y espiritual que une a los pueblos de habla hispana. Esta celebración no solo recuerda el encuentro entre continentes, sino también la siembra del Evangelio en nuevas tierras. Hoy estamos llamados a ser puentes de unidad, testigos del amor de Cristo en medio de nuestra diversidad, y custodios de una herencia que sigue dando fruto en la historia y en la fe de nuestros pueblos. Esta historia nos recuerda que la unidad no significa uniformidad, sino respeto, cooperación y búsqueda del bien común
Queridos miembros de la Guardia Civil, en este día renováis la fidelidad a vuestro lema: “Todo por la Patria”. Un lema que no es solo palabra, sino llamada a servir con firmeza y lealtad, a ser también pilares de la convivencia, del orden, de la seguridad y de la justicia en nuestra sociedad.
La imagen de la Virgen del Pilar es profundamente simbólica. Ella no aparece sentada en un trono, ni coronada entre ángeles, sino de pie, sobre una columna, como figura de fortaleza.
En vuestra misión —muchas veces silenciosa y sacrificada— necesitáis un apoyo interior. María os ofrece ese pilar espiritual: la confianza en Dios, la fe en el bien, el consuelo en el dolor, la luz en la oscuridad y la esperanza cuando parece que el deber no se ve recompensado.
Pidamos hoy a la Virgen del Pilar que sostenga con su fortaleza maternal a nuestras familias; que proteja a nuestros Guardias Civiles en sus tareas diarias, especialmente en los momentos más difíciles; que guíe a nuestras instituciones hacia el bien común; y que interceda por nuestra nación y las otras naciones hermanas, para que nunca le falte la fe, la unidad ni la pasión por la verdad y la justicia.
Virgen del Pilar, patrona de España y de la Guardia Civil, ruega por nosotros.
La entrada Homilía del Obispo de Huelva, Mons. Santiago Gómez Sierra, con motivo de la Solemnidad de la Virgen del Pilar se publicó primero en Diócesis de Huelva.