
Una de las cosas que más me cuesta aceptar es la cascada de llamadas telefónicas que saturan mi teléfono todos los lunes. Nadie tiene por qué saberlo, pero los sacerdotes, hemos generalizado el lunes como nuestro día de descanso, visto que el domingo es el día en el que se nos agolpan todas las actividades pastorales, también nosotros necesitamos un día de desconexión, de visitar a la familia o de vernos con otros curas para avivar nuestra fraternidad. También en esto vamos al revés del mundo.
Para el resto el sábado y el domingo han sido los días en los que hacer aquellos planes de los que no han podido disfrutar el resto de la semana. Tampoco lo idealicemos demasiado, muchos de los fines de semana se van seguramente en hacer la compra semanal, limpiar la casa y organizar la ropa para los próximos siete días. El weekend forma parte de nuestras vidas, se trata del tiempo que dedicamos al descanso, a la recuperación física y mental tras la semana laboral. Sin embargo, hemos de reconocer, que este plan no incluye cultivar la dimensión espiritual.
Pero, nuestro fin de semana, ¿no está también contaminado de activismo? ¿por qué tiene que ser también productivo el tiempo que dedicamos al descanso? La sociedad del consumo ha llenado también ese tiempo de reposo de todo tipo de propuestas que van desde la participación en maratones deportivos o actividades lúdicas, hasta el consumo digital, donde cada vez es más común que pasemos el fin de semana apoltronados en el sofá viendo la última serie que nos han recomendado. Nos han engañado, no tenemos tiempo para nosotros mismos.
Evidentemente este planteamiento es incompatible con el Día del Señor cristiano. Donde el centro no es la propia satisfacción sino el descanso que nos proporciona el saber que nuestra vida está en manos de Dios, la paz que verdaderamente nos renueva interiormente. “Vivimos como si la vida nunca fuese suficiente -aseguraba hace poco el Papa León- Pero el Evangelio nos enseña que saber detenerse es un gesto de confianza que tenemos que aprender a cumplir” (Audiencia General 17/09/2025).
Vivir el domingo no es vivir el weekend. Al contrario, es ir contracorriente y experimentar un día de auténtico reposo que nos ayuda a sentirnos libres a no dejarnos arrastrar por el impulso productivo que nos marca la sociedad, a disfrutar de ese tiempo en el que la vida se detiene forjando y cuidando lo verdaderamente importante, nuestra relación con Dios.
Jesús Martín Gómez
Párroco de Vera