Profesores en activo y jubilados, miembros de las asociaciones de padres y madres, directivos y personal de administración y servicio de centros de enseñanza de la Archidiócesis de Sevilla se dieron cita la tarde del jueves 25 de septiembre en la iglesia colegial del Divino Salvador, desde donde peregrinaron a la Catedral de Sevilla, para la celebración del Jubileo del Mundo Educativo y el envío de comienzo de curso, presidida por el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses.
Haciendo visible el lema que los congregaba: ‘Educadores de esperanza’, fueron más de 1600 los participantes en esta celebración jubilar, que da el pistoletazo de salida a un nuevo curso, donde «abiertos a la experiencia de la misericordia de Dios» toda la comunidad educativa renueva su vocación eclesial, pastoral y académica.
Vivir con coherencia el testimonio
En su homilía, monseñor Saiz Meneses interpeló a los presentes recordándoles que el profesor cristiano «no impone la fe, pero vive con coherencia su testimonio». «La educación no termina en las paredes del aula», afirmó-. El testimonio de vida de los profesores, del personal de administración y servicios, y de los padres, marca profundamente».
Asimismo, se refirió a la “encrucijada cultural” que vive el educador cristiano, con una sociedad que “exalta el conocimiento útil y la técnica, pero a veces olvida la sabiduría y el sentido”. Las consecuencias de esto es que «muchos alumnos llegan con hambre de verdad, de afecto, de orientación”. En este contexto, la escuela y la universidad juegan un papel decisivo pues «no pueden limitarse a preparar para un empleo: están llamadas a preparar para la vida, a despertar la conciencia, a educar en la libertad”.
Don José Ángel hizo mención a la tarea urgente a la que se enfrentan los educadores cristianos, la cual no es otra que educar para la paz, para la apertura, para el diálogo: «Frente a la tentación del individualismo y la indiferencia, los educadores cristianos sois testigos de que todos somos hermanos».
El arzobispo de Sevilla expuso además los retos con los que se encuentra el educador cristiano y que «debe mirar de frente». Por un lado, el reto de la cultura digital, «que abre horizontes inmensos de información, pero también de dispersión y de superficialidad»; el reto de la crisis de sentido, y es donde la «la fe cristiana ofrece un horizonte de plenitud y esperanza»; el reto de la pluralidad cultural y religiosa, una riqueza y un desafío, pues la educación cristiana «debe ser inclusiva, abierta al diálogo, pero sin renunciar a la identidad propia y a la misión evangelizadora»; y el reto del cansancio y el desánimo del profesorado, «que necesita sentirse acompañado y valorado». Monseñor Saiz les recordó que no están solos afrontando estos retos y la «tarea noble y necesaria» que llevan a cabo.
Al finalizar la Eucaristía, tuvo lugar el envío del profesorado católico (la missio canónica) para este curso. «Es el tercer año que celebramos esta Misa de Envío, en esta ocasión en Año Jubilar», apuntó el prelado hispalense. «Pido al Señor que os llene de paciencia, de cariño, y que estrenéis cada día con alegría vuestra vocación educativa», finalizó don José Ángel.
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