Celebramos a los mártires cordobeses Emila diácono y Jeremías, laico. Según informa el sacerdote Manuel Nieto Cumplido en su libro “Córdoba: patrimonio de santidad”, ambos fueron condiscípulos desde la infancia en la basílica de San Cipriano y procedías de familias nobles cordobesas. Ambos al parecer, se pusieron de acuerdo para presentarse ante el juez. Asimismo, Manuel Nieto recoge que la hora de su muerte coincidió con una fortísima tormenta que sirvió a los cristianos como signo de su martirio. Sus cuerpos fueron colgados en patíbulos y abandonados al otro lado del río Guadalquivir el 15 de septiembre del año 852.
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