El sacerdote Antonio Gil ofrece tres notas para profesores, alumnos y padres al inicio del curso académico y pastoral
Estoy seguro de que los seminaristas de aquellos tiempos “preconciliares”, recordaremos que la primera clase del nuevo curso era muy breve y se denominaba “Lectio brevis”, una “breve lección” en la que cada profesor nos hablaba de las “excelencias y de la importancia” de la asignatura que nos iba a impartir. Siguiendo aquel viejo ritual, me gustaría ofrecer, con la brisa de “lección breve”, tres “Notas” ante el nuevo curso académico y pastoral.
Para los profesores, las tres “P”: “Paciencia, prudencia, providencia”. Tres actitudes que convierten una clase en lugar apacible, en el que nadie se siente extraño. Todas las clases tienen mucho de “encuentro y de comunidad”.
Para los alumnos, las tres “A”: “Atención, aprendizaje, amor”. Vale la pena recordar la vieja anécdota: “¿Qué es lo primero que hace falta para enseñar Latín a Juan? Lo primero que hace falta no es saber Latín, sino querer a Juan”.
Para los padres, las tres “C”: “Cuidado, colaboración, cariño”. Los padres han de cuidar la educación que se ofrece a sus hijos: “Atentos a sus mentes, donde está el saber; a sus conciencias, donde están los valores; a sus corazones, donde están los sentimientos; a sus conductas, donde están las obras”.
Valgan estas “Notas” como “Lección breve” de este nuevo curso 2025 que acaba de comenzar. Como nos dice Enrique Rojas: “Educar es seducir con encantamiento y ejemplaridad”.
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