La Parroquia de San Vicente Mártir celebra la festividad de su patrón con una Eucaristía en rito Hispano-Mozárabe el jueves 22 de enero a las ocho de la tarde. Con esta misa pretende contribuir a preservar la riqueza del patrimonio espiritual sevillano y valorar nuestras raíces cristianas.
Tras la Eucaristía tendrá lugar un ágape fraterno en la sacristía con todos los grupos y hermandades de la parroquia.
¿Qué es una misa en rito Hispano-Mozárabe?
El antiguo Rito Hispánico formó parte del grupo de liturgias de lengua latina que entre los siglos V-VII se constituyeron en Occidente. En su formación intervinieron tres grandes sedes metropolitanas: Sevilla, Tarragona y Toledo. Los santos obispos Leandro e Isidoro y el IV Concilio de Toledo fueron las piezas claves en el embellecimiento y unificación del culto de la Iglesia hispánica.
La liturgia hispano-mozárabe fue la de los grandes obispos y doctores de la Iglesia visigótica, enfervorizó a los mozárabes para mantener su fe y morir por ella, balo la dominación de los califas de Córdoba, e infundió perseverancia y heroísmo a los cristianos del norte en los primeros siglos de la Reconquista.
A finales del siglo XI, en aras de la unidad, la Iglesia española renunció a su liturgia, haciendo obligatorio el rito romano y quedando el rito hispano-mozárabe reducido a las ocho parroquias existentes en Toledo. Posteriormente, para evitar que este rito se extinguiese, el Cardenal Cisneros fundó en la catedral toledana la capilla mozárabe.
El Concilio Vaticano II, reconociendo igual derecho y honor a todos los ritos legítimamente reconocidos, quiere que en el futuro se conserven y fomenten por todos los medios. A instancias de nuestro Cardenal Bueno Monreal , la Santa Sede concedió a nuestra Archidiócesis en 1966 la facultad de utilizar de nuevo ese rito.
La liturgia hispano-mozárabe está estructurada en torno a nueve oraciones propias: oración después del Gloria, oración entre los dípticos, oración después de los dípticos, oración por la paz, acción de gracias, oración del Santo, invocación, introducción al Padre nuestro y bendición.
Sus diferencias más destacadas (respecto al rito romano), además de lo reseñado y una mayor participación de los fieles, se encuentra en el rito de la paz, que se sitúa después del ofertorio, y en el Credo y la Bendición, situados inmediatamente antes de la Comunión.