
Mons. Satué se despidió de la diócesis de Teruel y Albarracín el 31 de agosto en una emotiva celebración en la que fue arropado por numerosos fieles y miembros del clero y que contó con la presencia del cardenal Santos Abril, natural de aquella diócesis
En la homilía de la Misa con motivo del final de su ministerio episcopal en Teruel, D. José Antonio Satué señaló que, «en medio de esta avalancha de afecto y gratitud, confieso que me ha rondado la tentación de atribuir a mi buen hacer los frutos de estos cuatro años, de creerme como uno de esos invitados del Evangelio que buscan los primeros puestos». Y, continuando con la mención a las lecturas de aquel domingo, citó el libro del Eclesiástico cuando dice: «Hijo, actúa con humildad en tus quehaceres, y te querrán más que al hombre generoso. Cuanto más grande seas, más debes humillarte, y así alcanzarás el favor del Señor».
Petición de perdón
Así pues, comenzó pidiendo perdón: «Estos días –señaló– al pasear por los alrededores de Teruel, he hecho balance. Y me pesa en la conciencia haber priorizado, en demasiadas ocasiones, el trabajo de despacho por encima de la presencia en parroquias, grupos y encuentros. Me ha faltado tiempo para compartir oración, proyectos, risas, preocupaciones y esperanzas; para asomarme y comprometerme con vosotros, desde la Iglesia, en la realidad social de esta tierra, tan bonita, tan olvidada por muchos y tan necesitada de personas e instituciones que apuesten decididamente por ella».
Acción de gracias
Pero Satué pidió también dar gracias a Dios por el trabajo realizado: «Alabemos al Señor, fuente de todo bien, por lo que hemos podido construir juntos en estos cuatro años; gracias a los talentos que Él ha sembrado en cada bautizado y bautizada». Y añadió: «Gracias por cada esfuerzo orientado a avanzar en sinodalidad, renovar la formación de niños, jóvenes y familias en parroquias y colegios, impulsar la acción social en nuestras comunidades y acercarnos a las personas que sufren y a quienes se sienten lejos de la Iglesia. Gracias por el trabajo realizado para asegurar la viabilidad económica de nuestra Iglesia en los años venideros, y por los intentos —aún no consolidados— para fortalecer la vitalidad de las Unidades Pastorales y sus Equipos. Gracias por proyectos tan significativos como Repara y el Centro de Escucha Esperanza, que se ha ido definiendo en el último año. Gracias a ti, Padre, porque nos haces dignos de servirte –y de servir al mundo– en tu presencia».
Seguir adelante
Finalmente, el nuevo obispo de Málaga animó a la Iglesia de Teruel a continuar adelante aprovechando este tiempo hasta que el Papa les envíe un nuevo obispo para «que todo el Pueblo de Dios –sacerdotes, laicas y laicos, religiosas y religiosos– asumáis con mayor responsabilidad la misión que el Señor os confía».
En el siguiente reproductor, vídeo de la celebración: