El sacerdote y periodista Antonio Gil recuerda la fiesta del Dulce Nombre de María y la Exaltación de la Santa Cruz
Este fin de semana la liturgia de la Iglesia nos ofrece dos fiestas entrañables: el Dulce Nombre de María y la Exaltación de la Santa Cruz. Son muchas las ermitas de nuestros pueblos que tienen como “titulares”, imágenes de “Cristos en la Cruz” y de la Santísima Virgen, a su lado. Quiero hacer especial referencia a la Ermita del Santo Cristo de las Injurias, en Hinojosa del Duque, que a lo largo de esta semana está celebrando un solemne Quinario como pórtico de la Exaltación de la Santa Cruz, y en el que he participado dos días, presidiendo la Eucaristía. Repasando los datos históricos, descubrimos que en este lugar existió otro templo de menor entidad, dedicado a santa Brígida. Y un hecho especialmente prodigioso: En el año 1734, es encontrado un crucifijo de pequeño tamaño en la puerta de esta ermita, que es llevado al clero del pueblo para que bendiga la imagen y le ponga una advocación. Tras una votación realizada sobre todas las advocaciones de la Letanía de Jesús, sacan una papeleta que dice: “Por las injurias que en tu presencia te hicieron…”.
En el año 1940, el párroco de aquella época en Hinojosa, Juan Jurado Ruiz, trajo las dos imágenes actuales, el Santo Cristo y la Virgen de Dolores, de Castillo Lastrucci. A la entrada de la ermita luce una de las frases de los tres “arcos” en la “subida” de la imagen del Cristo: “Aquí escucharé tus plegarias”. Los hinojoseños saben bien que entran en esta ermita para “contemplar al Santo Cristo, para hablarle con fe ardiente y para escucharle con los oídos del corazón”.
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