En Pentecostés, celebramos el día de la Acción Católica y el Apostolado Seglar, con el lema: “Testigos de esperanza en el mundo”
La fiesta de Pentecostés conmemora la efusión del Espíritu Santo sobre los apóstoles reunidos en el cenáculo. El libro de los Hechos de los Apóstoles describe las señales y los frutos de esa extraordinaria efusión: el viento recio y las lenguas de fuego; el miedo desaparece y deja espacio a la valentía; las lenguas se desatan y todos comprenden el anuncio (Hechos 2, 1-13). Donde llega el Espíritu de Dios, todo renace y se transfigura. El acontecimiento de Pentecostés marca el nacimiento de la Iglesia y su manifestación pública.
Por eso, en Pentecostés, celebramos el día de la Acción Católica y el Apostolado Seglar, con el lema: “Testigos de esperanza en el mundo”, enmarcado este año dentro del Jubileo 2025. Los obispos de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida, animan a “salir a la intemperie y habitar en las periferias geográficas y existenciales”. Todos podemos realizar “10 apostolados muy sencillos” y que pueden hacer mucho bien.
“1) El apostolado de la Oración. 2) El de las palabras cercanas y cálidas. 3) El de los gestos hermosos. 4) El de la escucha atenta de quejas y lamentos. 5) El de la sonrisa, que, en palabras de Teresa de Calcuta, es “el primer paso para la paz”. 6) El pequeño regalo como detalle de generosidad. 7) El del “buen consejo” para las “encrucijadas de la vida”. 8) El de la limosna a los necesitados. 9) El del “acompañamiento” en las desgracias y derrotas. 10) El de “curar heridas y dar calor al corazón”, que nos recomendaba el Papa Francisco.
Y como himno de fondo: “Ven, Espíritu Santo, llena con tu gracia nuestros corazones y enciende en nosotros el fuego de tu amor”.
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