
Queridos cofrades almerienses:
Como ya sabéis, nuestro Obispo me ha llamado para ponerme a vuestro servicio y ayudaros a vivir la preciosa misión que habéis recibido en vuestras diferentes cofradías o hermandades. Coincide este ministerio con la celebración, en la Ciudad Eterna, del Jubileo de las Cofradías. Precisamente el papa Francisco, de feliz memoria, al convocarnos para este Año Santo de la Esperanza nos dijo: «Esta esperanza, mucho más grande que las satisfacciones de cada día y que las mejoras de las condiciones de vida, nos transporta más allá de las pruebas y nos exhorta a caminar sin perder de vista la grandeza de la meta a la que hemos sido llamados, el cielo» (Spes non confundit n. 25).
Todos nosotros, ayudándonos mutuamente desde nuestras confraternidades, hemos podido vivir esta esperanzadora realidad. También yo, desde pequeño, he podido experimentarlo y estimular mi fe bautismal con las maravillosas expresiones de la religiosidad popular en mi Garrucha natal. Ya sea para testimoniar nuestra fe en la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor; o bien para proclamar la maternidad de Nuestra Señora o la intercesión de los Santos. Vivirlo, además, de manera comunitaria es un hermoso testimonio de nuestra pertenencia a la Santa Iglesia.
Ese es, precisamente, mi cometido para con vosotros. Acompañaros y ayudaros a ser conscientes y vivir, de la mejor manera posible, la misión evangelizadora que explica la naturaleza de cada cofradía o hermandad. Vivir, en el corazón de la Iglesia, la llamada del Señor Resucitado: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación» (Mc 16, 5). ¡Recuperemos esta invitación que originó nuestra pertenencia a nuestra cofradía o hermandad!
En el momento presente, apelo a vuestra paciencia y caridad para conmigo. Trataré de que vayamos conociéndonos, escuchándonos y dialogando para ser dignos de la misión que todos hemos recibido. Sabiendo que no somos meros custodios de tradiciones venerables, sino bautizados con la encomienda de ofrecer un testimonio vivo a nuestra sociedad.
Ruego a Nuestra Señora, tan amada en nuestra tierra almeriense en sus múltiples advocaciones, que nos ampare maternalmente a todos. Quedo, humildemente, a vuestra disposición y servicio.
Jueves, 15 de mayo de 2025, Fiesta de San Indalecio
Andrés Francisco Rodríguez Quesada
Delegado episcopal para las Hermandades y Cofradías