El pasado 2 de abril dio comienzo el plazo para la presentación de la declaración de la renta. Con la misma fecha, arrancó la campaña ‘Por tantos’ de la Conferencia Episcopal Española para sensibilizar a los contribuyentes de la importancia de consignar la ya famosa equis en la casilla de la Iglesia, una decisión que, sin duda, repercute en la propia sociedad. Las cifras de la actividad de la Iglesia en España dan fe de ello. Paralelamente, desde las diócesis se están reiterando los llamamientos a los fieles para que el ideal de la autofinanciación de la Iglesia vaya dejando de ser un reto de difícil realización.
Los sevillanos son solidarios en las colectas que se realizan en los templos de la Archidiócesis. La última Información Económica publicada, correspondiente al ejercicio 2023, refleja un dato alentador: el 26,7 % de los ingresos consolidados se corresponde con las aportaciones voluntarias de los fieles. Además, el 16,09 % de los ingresos procede del Fondo Común Diocesano, que reparte entre todas las diócesis españolas la cuantía total consignada por los contribuyentes españoles en sus declaraciones de la renta (los sevillanos aportan significativamente más por este concepto, pero parte de la cuantía se destina a ayudar económicamente a otras diócesis más necesitadas).
Además de las colectas y la equis a favor de la Iglesia en el IRPF, hay varias fórmulas para colaborar económicamente en el sostenimiento de la Iglesia. Es el caso de las suscripciones periódicas a las diócesis y parroquias, las donaciones, herencias, etc. En este campo, hay diócesis como las de Madrid y Valencia, que tienen mucho terreno ganado. Alberto Benito, ecónomo diocesano, recuerda que el 80 % de las parroquias de la Archidiócesis madrileña se autogestionan económicamente, gracias en parte a estas fórmulas de financiación.
Parroquias autosostenibles
En Sevilla hay parroquias que hace tiempo canalizaron positivamente su gestión económica gracias a contar con comunidades muy sensibles con el día a día de la propia parroquia. También con su contabilidad. Por citar tres ejemplos, las del Corpus Christi, San Sebastián y San Juan Pablo II (esta última en Dos Hermanas), son, cada una con sus particularidades, buenos exponentes de esta dinámica de autogestión en la que tanto se trabaja los últimos años.
Antonio Guerra, párroco del Corpus Christi, destaca que las aportaciones de los fieles financian el 81,53 % de los gastos. Al igual que sucede en otros casos, la campaña de concienciación para que los parroquianos suscriban cuotas periódicas a favor de la parroquia ha sido un éxito, que no limita las iniciativas para hacer frente a gastos extraordinarios. De hecho, esta parroquia situada en el paseo de la Palmera, está pendiente de poner en marcha una campaña para salir al paso de las próximas obras de mantenimiento del templo y construcción del complejo parroquial.
Profesionales de la economía al servicio de las parroquias
En esta faceta cobran un lógico protagonismo los consejos económicos parroquiales, formados habitualmente por personas con amplia experiencia en ámbitos contables, financieros, bancarios, etc. Rafael Amores lleva casi treinta años colaborando en esta área de la parroquia de San Sebastián, y da fe de que “nunca hemos tenido que acudir a operaciones de préstamo o crédito bancario para financiar gastos parroquiales”. Esto ha sido posible gracias a los más de doscientos suscriptores, las colectas que se realizan todos los días de la semana y la buena respuesta de los fieles en cuestaciones extraordinarias. La última, a finales de 2024, para ayudar a la parroquia de Paiporta, en Valencia, tras la riada que asoló la localidad.
Feligreses que se incorporan a las campañas de cuotas
En San Juan Pablo II se cubre también el 100 % de los gastos parroquiales con las aportaciones de los fieles. En este caso, tratándose de una parroquia de reciente creación, el proyecto del templo sirvió de catalizador y la campaña de cuotas encontró una gran respuesta. Una vez terminado el templo, han comprobado que “el compromiso se mantiene y los feligreses que se van incorporando se suman a esta iniciativa”. Además, cada año realizan una campaña de comunicación sobre la importancia de las suscripciones para la parroquia. La respuesta no puede ser más positiva, “con nuevas suscripciones y personas que incrementan los importes comprometidos”, apunta Miguel Soto. Recordemos que la legislación concede ventajas fiscales a las aportaciones de este tipo. Una de ellas es la desgravación en la declaración de la renta.
El reto de la autofinanciación sigue muy presente en las campañas de sostenimiento que lleva a cabo la Iglesia. Sin ser algo posible a corto plazo -sigue habiendo desigualdades entre diócesis, parroquias, etc-, la situación dista mucho de parecerse a la que condicionaba la financiación de la Iglesia hace algunas décadas. Desde el consejo económico de la Parroquia del Corpus Christi se atisba un horizonte lastrado en muchos casos por las obras de restauración de templos y operaciones de nueva planta en barriadas de reciente configuración. En estos casos hablamos de operaciones muy costosas, que precisarían de financiación externa. En parroquias de nueva creación se apunta también la necesidad de potenciar la solidaridad interparroquial. Esta sería otra línea más de trabajo, a imagen de lo que sucede a nivel nacional con el Fondo Común Diocesano.
Desde los consejos económicos se afirma que “nos tendremos que ir concienciando de ser más independientes” en este campo económico. Por supuesto, hay que empezar rompiendo esa inercia de pensamiento que asume que la Iglesia “se mantiene sola”. Todo lo contrario, cada día es más responsabilidad de los fieles.
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