La Catedral de La Laguna acogió este domingo 27 de abril, la Misa de Pascua ofrecida por el papa Francisco, presidida por el administrador diocesano, Antonio Pérez y concelebrada por el obispo emérito, Bernardo Álvarez y por varios sacerdotes diocesanos.
Pérez, en su homilía, siguiendo las indicaciones del Santo Padre, destacó una imagen, la del pontífice cruzando la Plaza de San Pedro, solo, para rezar durante la pandemia de 2019. Un pensamiento, el de la alegría del Evangelio. Como le gustaba enfatizar al Papa al comienzo de su pontificado, el deseo de lograr una Iglesia en salida misionera y un tiempo de evangelización marcado por el signo de la alegría. Y, por último, un sentimiento, el de vergüenza, manifestado por el Papa en su primera visita a Lamepdusa para conocer de primera mano la tragedia de los naufragios de inmigrantes.
Pérez también dio gracias al Santo Padre por su cercanía a Canarias en la cuestión migratoria y durante la erupción del volcán en La Palma, así como por tantos gestos de cariño y acogida a los más vulnerables.