
Reproducimos, por su interés, el artículo de José Vicente Rodríguez publicado en el diario La Opinion de Málaga en el que recuerda la visita del Papa Francisco al nonagenario jesuita malagueño Francisco Cortés, con quien trabó una gran amistad en los años 80, tras haber estado tres décadas sin verse.
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El 6 de julio de 2015, durante una visita a Ecuador, el papa Francisco, fallecido este pasado lunes 21 de abril, realizó una visita muy especial al nonagenario padre jesuita Francisco Cortés, natural de Málaga y toda una institución en ese país tras más de medio siglo de inmensa tarea pastoral (había llegado a Ecuador en 1963). La amistad entre ambos se remontaba a los años 80, cuando Jorge Mario Bergoglio era provincial de los jesuitas en Argentina y buscaba un lugar donde los novicios pudieran hacer sus prácticas y visitó para ello Ecuador. Allí quedó encantado con la acogida del padre Paquito (como era conocido por todos).
Y es que el jesuita malagueño Francisco Cortés (que falleció en el año 2018) dirigía en la década de los 80 el colegio jesuita de Guayaquil y también necesitaba de sacerdotes para realizar tareas pastorales y educativas en la zona, así que durante esos años llegaron desde Argentina más de 30 jesuitas que desempeñaron una labor enorme en Ecuador. El padre Paquito, como guía espiritual, los cuidó con todo el esmero posible, algo que Bergoglio agradeció de corazón.
Con el tiempo, y pese a que casi perdieron el contacto, la amistad y el afecto entre ellos perduró y fue el propio pontífice el que pidió expresamente en 2015, aprovechando esa visita a Ecuador, el poder reencontrarse con Cortés tras 30 años sin verse personalmente. Francisco no olvidaba a su viejo amigo, ese «formador de formadores», a quien reconocía como un gran sembradores de fe en tierras ecuatorianas.
El reencuentro entre dos amigos
Tal y como contaban en aquellos días en los medios de ese país, fue Francisco el que solicitó expresamente que su estancia en Ecuador incluyera, tras la eucaristía en el parque Samanes de Guayaquil (a la que asistieron unas 800.000 personas), y antes de emprender su regreso a Quito para reunirse con el entonces presidente Rafael Correa, una comida con la comunidad del Colegio Javier para poder charlar también unos minutos con Francisco Cortés. Peregrinos ecuatorianos que estuvieron ese año en el Vaticano afirmaban también que el pontífice les había dicho: «Díganle al padre Paquito que quiero ir a Guayaquil para que me bendiga y yo lo bendiga a él».
El reencuentro se produjo finalmente en Guayaquil. En los medios de ese país, al malagueño padre Paquito se le conoció esos días como «el amigo del Papa».
El padre Paquito, admirado con la humildad de Francisco
La última vez que se habían visto personalmente fue en 1985, cuando Cortés viajó a Buenos Aires para asistir a la ordenación de un grupo de seminaristas. Al regreso, el vuelo se retrasó y Bergoglio lo acompañó en el aeropuerto, tiempo en el que hablaron de todo, como grandes amigos.
«Me trató a cuerpo de rey, estuvo conmigo en la cafetería porque mi avión salía con dos horas de retraso», recordaba en 2015 el padre Paquito, encantado con la visita del ahora papa tantos años después.
«Estoy admirado de la humildad de ese hombre por acordarse de mí. En cuanto lo nombraron papa me mandó más de cinco recados de que me saludaran personalmente. No al padre Francisco Cortés, sino al padre Paquito», afirmó en aquella ocasión el sacerdote malagueño con modestia pero sin duda satisfecho.