En la mañana de hoy, 21 de abril, ha fallecido el papa Francisco. Ha sido una sorpresa para todos los que lo vimos ayer, Domingo de Pascua, al final de la Misa, saludando a los peregrinos en la Plaza de San Pedro, y dándole su bendición.
Tras una larga enfermedad y hospitalización, y unos días relativamente cortos de estación en el Vaticano, el Señor lo ha llamado así, precisamente ya estando en el Vaticano.
En primer lugar, damos gracias a Dios por el regalo de habernos concedido al papa Francisco. Él ha dado una impronta, por eso también agradecemos a él, al Papa, su estilo, su dedicación, su generosidad a la Iglesia, la acogida de todo el mundo, la cercanía con los más pobres y excluidos y con los descartados, como él decía. Cada Papa da su impronta, da su enriquecimiento a la Iglesia, y cada uno, desde su perspectiva, sus talentos, sus facultades y sus sensibilidades, hace una aportación. No es bueno que comparemos unos papas a otros, cada uno tiene sus peculiaridades y su forma propia de ejercer el ministerio petrino. Ahora rezamos por él para que el Señor lo acoja en su reino de inmortalidad y de paz.
Hemos pedido a todos los sacerdotes que a las 12 de mediodía de hoy volteen las campanas en señal de duelo y que ofrezcan la Eucaristía por el eterno descanso de su alma. Y también celebraremos una Misa en la Catedral por el descanso del papa Francisco que ya se dirá el día y la hora.
Recemos por él, demos gracias a Dios, que nos ha regalado durante 12 años este pontificado que nos ha enriquecido a toda la Iglesia, y también pidamos ahora que el Espíritu Santo ilumine a los que tengan que elegir al nuevo Papa.
+ Jesús Catalá
Obispo de Málaga