La Catedral de La Laguna acogió este Martes Santo la conocida como “Misa Crismal”, que en esta ocasión fue presidida por el obispo auxiliar de la Diócesis Canariense, Cristóbal Déniz.
Con él concelebraron el administrador diocesano, Antonio Pérez, el obispo emérito, Bernardo Álvarez y numerosos presbíteros venidos de todos los rincones de la diócesis, que renovaron en este día las promesas de su ordenación sacerdotal. Cristóbal Déniz, además, consagró el Santo Crisma y bendijo el óleo de los catecúmenos y de los enfermos.
Igualmente, se oró por los sacerdotes fallecidos desde la última Misa Crismal y se dio gracias por los que este año cumplen bodas de plata y de oro. En este sentido, están celebrando 25 años de ordenados Isidoro Hernández, Jorge Concepción, Arnovio Alfonso Galavís, Roberto Darias y Francisco Javier López. Por su parte, cumplen bodas de oro Pablo Francisco Álvarez y Florentino Martín.
Monseñor Déniz comenzó su homilía indicando que esta Misa Crismal en la diócesis de San Cristóbal de la Laguna se celebra providencialmente a pocos días de recibir al nuevo pastor diocesano, Eloy Santiago. “Doy fe que ya siente, con confianza y emoción agradecida, que Cristo aquí le espera, que él les pertenece a ustedes para servirle en todo lo que Dios quiera”.
El obispo auxiliar de la Diócesis de Canarias continuó indicando que esta celebración nos recuerda que nuestra participación en el sacerdocio de Cristo nos configura como ungidos para evangelizar. “El Espíritu Santo que nos marcó en la ordenación nos impulsa a ser profetas de la Buena Nueva, proclamando su Palabra viva, inspirada y atenta a los clamores de la humanidad. Somos conscientes de que este espíritu nos ayuda a percibir con más autenticidad su amor, así como también a celebrarlo, servirlo y anunciarlo en nuestro pueblo, especialmente entre los más vulnerables”.
En referencia al año jubilar que estamos celebrando, monseñor Déniz expresó que los presbíteros han sido llamados, de modo particular, a ser sacerdotes de esperanza. “Como presbíteros y diáconos, nuestra misión es ser portadores de la esperanza que sólo puede fundamentarse en Cristo y que se ha de ofrecer al mundo en la porción del pueblo de Dios encomendada en cada gesto de nuestra vida, en cada sacramento que celebramos, en cada pastoral que acompañamos”.
En otro momento de su homilía, citando al papa Francisco, Déniz destacó la importancia de la cercanía, el diálogo y la participación activa de todos en la misión de la Iglesia. “La sinodalidad, según él, es una forma de vivir la comunión y de fortalecer los lazos entre los diferentes miembros de la Iglesia, promoviendo un ambiente donde todos se sientan valorados y escuchados. La sinodalidad nos recuerda que no estamos solos en nuestra misión”.
Por último, monseñor Déniz expresó su deseo de que la entrega ministerial de los sacerdotes sea un reflejo de la gracia que han recibido. “Confiemos en la acción del Espíritu Santo que es el verdadero protagonista de la evangelización y de la renovación de la Iglesia. Que María, Madre y modelo de evangelización nos acompañe en este camino”.