Carlota Martínez, misionera colaboradora de Manos Unidas: «Si compartimos lo que tenemos, podemos cambiar y transformar la economía mundial, todos juntos»

Diócesis de Cádiz-Ceuta
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La diócesis de Cádiz y Ceuta es el resultado de la unión de la Gadicensis y Septensis bajo un único obispo titular, proceso que se inició en 1857 y culminó en 1933. Es sufragánea de la Archidiócesis de Sevilla y no tiene enclaves territoriales en otras diócesis ni de otras en su demarcación.

Manos Unidas continúa su incansable lucha contra el hambre, la pobreza y las causas que las perpetúan. Su campaña de este año lleva como lema Compartir es nuestra mayor riqueza, una invitación a reflexionar sobre la necesidad de un enfoque más integral hacia la prosperidad, que permita la construcción de sociedades más justas, inclusivas y sostenibles. En este contexto, la Hermana Carlota Martínez, misionera de la Congregación de Esclavas del Divino Salvador, está visitando esta semana nuestra diócesis para aporta su experiencia y así sensibilizar y concienciar sobre la realidad de aquellos que viven en la pobreza extrema, en particular en Angola, donde ha trabajado durante 17 años.

La propuesta de Manos Unidas para este año es clara: compartir los recursos disponibles en el mundo, no solo como un acto de solidaridad, sino como una forma de transformar las estructuras económicas globales que perpetúan la desigualdad. La Hermana Carlota destaca que el mensaje central de la campaña es hacer ver que “hay riqueza en el mundo”, y que, si se comparte, es posible erradicar el hambre, reducir la pobreza y garantizar los derechos y oportunidades para todos, sin importar el lugar del mundo en el que se encuentren.

A través de sus años de trabajo en Angola, la Hermana Carlota ha sido testigo de un contraste abismal entre la riqueza del país en recursos naturales, como el petróleo y los diamantes, y la realidad de miseria en la que vive gran parte de su población. El país, a pesar de ser uno de los más ricos en recursos del continente africano, enfrenta graves desafíos en términos de educación y sanidad. Según ella, muchas personas no tienen acceso a servicios básicos, lo que hace que la solidaridad internacional sea fundamental. En colaboración con Manos Unidas, la misionera de las Esclavas del Divino Salvador ha sido parte de numerosos proyectos destinados a mejorar estas condiciones, como la construcción de escuelas y puestos de salud, la adquisición de material educativo y la implementación de campañas de alfabetización y vacunación en áreas rurales.

Uno de los logros más significativos de su trabajo ha sido la creación de infraestructuras educativas y de salud que antes no existían. “En las áreas en las que he colaborado, los niños antes estudiaban bajo los árboles, y el acceso a la atención médica era casi inexistente. Los proyectos apoyados por Manos Unidas no solo han proporcionado el material necesario para el aprendizaje, sino también una formación integral para los jóvenes a través de módulos de formación profesional y una escuela sociodeportiva que utiliza el deporte como una herramienta educativa”.

Manos Unidas, en su campaña número 66, lanza un llamamiento a la acción, pidiendo a la sociedad global que repiense el modelo económico actual, uno que favorece a unos pocos mientras deja a millones en la miseria. “La propuesta de la organización es cambiar este sistema y apostar por una ‘economía de Francisco’, inspirada en los valores de San Francisco de Asís, que pone a las personas, especialmente a las más vulnerables y excluidas, en el centro de la economía”. Esta economía debe ser al servicio de la vida, la familia y la comunidad, promoviendo la paz, el trabajo digno y la protección del medio ambiente. Como explica Carlota Martínez, los doce puntos de esta economía destacan la importancia de promover una economía que respete las culturas locales y que no explote los recursos naturales, sino que los conserve para las generaciones futuras.

El informe de Manos Unidas es alarmante: 733 millones de personas pasan hambre en el mundo y casi 700 millones viven con menos de dos dólares al día. Frente a esta realidad, la Hermana Carlota invita a la sociedad a comprometerse a nivel individual y colectivo para luchar contra la desigualdad. “La organización propone diversas formas de colaboración, como participar en eventos de sensibilización, como el Día del Ayuno Voluntario o la Cena del Hambre, actividades donde cada persona puede aportar lo que normalmente gastaría en una comida para ayudar a aquellos que no tienen ni lo más básico. Además, la colaboración como voluntario en las delegaciones de Manos Unidas es otra forma de contribuir a esta noble causa”.

En esta edición, Manos Unidas pone énfasis en la prosperidad compartida, un concepto que trasciende el simple crecimiento económico y pone al bienestar colectivo como el centro de las políticas económicas y sociales. La organización invita a todos a reflexionar sobre cómo, a través de la cooperación y el compromiso mutuo, podemos generar una economía que beneficie a toda la humanidad y no solo a una élite privilegiada.

La campaña de Manos Unidas de este año invita a transformar la sociedad global y poner la riqueza al servicio de la humanidad, promoviendo un mundo más justo, equitativo y sostenible. Como afirma la Hermana Carlota, “si compartimos lo que tenemos, podemos cambiar y transformar la economía mundial, todos juntos”.

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