Fue en la tarde del 3 de febrero. La parroquia de Caniles se hizo pequeña ante la multitud de fieles que acudieron para celebrar a San Blas, obispo martirizado y protector de la garganta. Por este motivo, se celebró la Eucaristía en su honor, presidida por su párroco Rafael Tenorio, y, al terminar, se hizo una bendición especial para todas aquellas personas que acudían a la iglesia y pedían la intercesión y protección de este santo.
San Blas, médico y obispo de Sebaste, Armenia, era conocido por obtener curaciones milagrosas con su intercesión. Según se nos relata en su vida, este santo salvó a un niño que se ahogaba por una espina de pescado que se le había trabado en la garganta. De ahí la costumbre de bendecir las gargantas el día de su fiesta, el 3 de febrero.
Durante toda la tarde, muchos devotos y fieles, sobre todo niños del pueblo, acudieron para bendecir las velas y llevárselas a sus hogares para encendérselas a San Blas e invocar su intercesión.
Rafael Tenorio
Párroco de Caniles