El pasado sábado 1 de febrero, el Colegio Compañía de María en San Fernando se convirtió en el escenario del Encuentro Diocesano de Catequesis, un evento que congregó a catequistas y agentes de pastoral de la Diócesis de Cádiz y Ceuta para reflexionar sobre el papel esencial de los catequistas en la misión evangelizadora de la Iglesia. Bajo el lema «El catequista, ministro de la Iglesia», la jornada se centró en profundizar en la identidad, la vocación y la misión de quienes desempeñan esta labor dentro de la comunidad cristiana.
Presidida por el obispo diocesano, Mons. Rafael Zornoza, y con la participación del delegado diocesano de Catequesis, P. Gabriel Mourente, la jornada comenzó con la intervención de Francisco Romero Galván, director del Secretariado de la Comisión de Evangelización, Catequesis y Catecumenado de la Conferencia Episcopal Española. En su ponencia, Romero Galván destacó la importancia del catequista no solo como un transmisor de conocimientos, sino como un testigo de la fe, llamado a vivir y compartir la enseñanza cristiana a través de su ejemplo personal.
En este sentido, subrayó la necesidad de «desescolarizar» la catequesis, proponiendo un enfoque que vaya más allá de la simple enseñanza teórica. «El catequista debe ser, ante todo, un discípulo misionero, cuyas palabras y acciones estén en coherencia con los valores del Evangelio». Citando a San Pablo VI, el ponente recordó que “el hombre de hoy cree más en los testigos que en los maestros”, haciendo hincapié en que la catequesis debe basarse en la autenticidad y la coherencia de vida del catequista.
Romero Galván también reflexionó sobre la vocación del catequista como un llamado que nace de la comunidad cristiana y que debe estar estrechamente vinculado a la vida parroquial. «El catequista no actúa solo; su misión es una respuesta a la llamada de Dios, que se realiza a través de la comunidad eclesial». En este sentido, hizo un llamamiento a los catequistas para que fortalezcan su vida de oración y su participación en los sacramentos, especialmente la Eucaristía, como pilares de su misión.
Además, en su intervención, se abordaron las diversas dimensiones que debe cultivar el catequista para ser fiel a su misión: una vida de oración constante, la vivencia de los sacramentos, el testimonio concreto de caridad, la madurez humana y una formación permanente que permita responder a los desafíos de la evangelización contemporánea. En este contexto, destacó el reto que supone la secularización y la necesidad de repensar la catequesis, involucrando especialmente a los padres y a los adultos alejados de la fe.
El Encuentro Diocesano de Catequesis, que se extendió a lo largo de la jornada, ofreció también un espacio para que los participantes compartieran experiencias y reflexionaran sobre su labor evangelizadora. La jornada concluyó con un momento de encuentro y diálogo entre los catequistas, favoreciendo la comunión y el trabajo en equipo dentro de la misión catequética.
Este encuentro no solo fue una oportunidad de formación, sino también de reafirmación del don y la vocación del catequista, una llamada exigente pero hermosa que compromete a cada uno a ser, más que nunca, un testigo vivo de la fe y el amor de Cristo en el mundo actual.
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