Religiosas que son peregrinas de esperanza junto a los más pobres

Diócesis de Málaga
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La diócesis de Málaga es una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Málaga.

El 2 de febrero, fiesta de la Presentación del Señor, la vida consagrada celebra su particular Jubileo en la Catedral, a las 19.30 horas. Una comunidad que vive de modo especial el año jubilar convocado por el Papa es la de franciscanas clarisas del Cotolengo.

La celebración central de esta Jornada es en la Santa Iglesia Catedral de Málaga a las once y media de la mañana el domingo 2 de febrero. Estará presidida por el Sr. Obispo y concelebrada por todos los sacerdotes y religiosos que lo deseen. En ella los religiosos y religiosas presentes renovarán su Consagración al Señor

El delegado para la Vida Consagrada, el carmelita José Manuel Fernández Camino, dice, en relación e esta jornada, que «es una oportunidad para “descubrir, conocer y apreciar a las personas consagradas, que buscan configurarse con Cristo a través de su preciosa vocación y esperan cada día en el Señor, siendo figura e imagen de una peregrinación y una siembra cargadas de esperanza”, como señalan los obispos de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada en su mensaje para esta Jornada. Por eso, el lema “Peregrinos y sembradores de esperanza” hace una invitación a los consagrados a redescubrir esta dimensión de su vida en medio del pueblo de Dios. Este año la Jornada se centra en dos virtudes de quienes viven esta vocación, dos de esas semillas que comparten con el mundo. La primera es la misión profética de los consagrados. Rodeados de dificultades, estas personas comparten la labor de transmitir el mensaje de Jesucristo, una esperanza nueva. Los consagrados, fieles a su identidad, deben mantenerse con actitud vigilante para despertar al mundo. La segunda semilla son las relaciones nuevas. En un mundo que puede ser frío e individualista, los consagrados recuerdan que cada encuentro humano debe ser gozoso. Estas relaciones nacen del encuentro con Jesucristo y suponen una enorme fuente de esperanza, ya que contribuyen a la formación de una comunidad solidaria y peregrina. Estas relaciones tienen un valor especial en la actualidad, donde conviven distintas culturas. Además, las personas consagradas muestran al mundo el valor de las relaciones nuevas, a través de su convencimiento de que salir de sí mismo para unirse a otros siempre genera grandes bienes».

Tres religiosas de Kerala (India) cuidan la gran familia de la Casa del Sagrado Corazón desde hace siete años. Lizy María, Ana y Teresa (la superiora) son enfermeras tituladas y, junto a los voluntarios y el personal de la casa, constituyen el alma de este hogar que la Diócesis ofrece a quienes no disponen de más recursos: personas en situación de calle o con discapacidad, familias sin vivienda, migrantes… «Nuestro carisma es dar testimonio de Cristo, pobre y humilde», afirman. «Vivimos una vida de pobreza, humildad, trabajo duro y oración que emana del amor personal por Cristo crucificado. Nuestro lema es “a través de la humildad, hasta la santidad”».

Eso lo vemos de modo transparente en todas las comunidades religiosas de la Diócesis de Málaga. En esta ocasión nos fijamos en la que, desde hace siete años, constituye el alma de la Casa del Sagrado Corazón, el Cotolengo de Málaga. La congregación de las Franciscanas Clarisas de Kerala fue fundada hacia 1870; y tiene como centro llevar el Evangelio con obras y palabras a los pobres, enfermos, ancianos y abandonados. En la actualidad, tiene nueve provincias, 300 casas y son más de 4.000 religiosas las que visten su hábito: 2.000 en Kerala y otras tantas en misiones. Todas ellas se entregan en actividades apostólicas como el cuidado de los más necesitados, la educación, la instrucción religiosa, las misiones, el cuidado de enfermos, el servicio social y el apostolado a través de los medios de comunicación.

Las tres religiosas franciscanas clarisas de Kerala que conforman la comunidad de la Casa del Sagrado Corazón
Las tres religiosas franciscanas clarisas de Kerala que conforman la comunidad de la Casa del Sagrado Corazón

Su carisma encuentra pleno sentido en el barrio de El Bulto, donde se encuentra la Casa del Sagrado Corazón, el “Cotolengo”, desde hace 60 años. Más de 400 personas han pasado por esta casa en la última década, y su ocupación está habitualmente al cien por cien. «Además de la ayuda material, ofrecemos esperanza y fortalecemos la fe a través de nuestro humilde servicio y dedicación», testimonian las hermanas, a quienes acompañan en su labor incansable trabajadores y personal de la casa, bienhechores y voluntarios, algunos con más de 50 años de vinculación.

El pasado 21 de enero, el obispo, Jesús Catalá, presidió el inicio de modo oficial de las celebraciones jubilares en el Cotolengo, ya que la Casa ha sido designada “templo jubilar”. En su homilía, el prelado, que preside la fundación Casa del Sagrado Corazón, afirmó: «Aquí somos una gran familia entre todos: los que tienen más responsabilidades, más directas o más inmediatas, y los que venís a colaborar de manera generosa y caritativa. Y el Señor nos ha regalado en este tiempo jubilar, que la casa, esta capilla, sea lugar jubilar, donde poder lucrar la indulgencia plenaria en todo el jubileo del 2025. Deseamos que sea un jubileo fecundo y gozoso».

Las religiosas confirman lo expresado por el obispo: «Este es un lugar de oración, comunidad y servicio que fortalece nuestra fe. Aquí encontramos el apoyo mutuo y la inspiración necesaria para vivir el Evangelio en nuestras acciones diarias». Las hermanas invitan a acercarse a ganar el Jubileo a todos los malagueños, a quienes sienten ya parte de su propia familia: «Nos sentimos muy acogidas en la Diócesis. La calidez de su gente, la cercanía de las comunidades, parroquiales y el gran apoyo de los voluntarios de la casa nos han ayudado a integrarnos plenamente en nuestra misión. Este ambiente de fraternidad y fe nos motiva a continuar sirviendo con amor y dedicación y nos llena de gratitud hacia Dios por permitirnos ser parte de esta diócesis».

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