El obispo de Guadix, D. Francisco Jesús Orozco, participó en las celebraciones del Santo Cristo de Burgos, en Cabra del Santo Cristo (Jaén). Fue el pasado 21 de enero, en uno de los días en los que esta población celebra las fiestas del Santo Cristo, una devoción arraigada en Cabra, pero que está muy vinculada a Guadix, ya que esta imagen, antes de quedarse para siempre en esta localidad jienense, estaba destinada a la ciudad de Guadix. El gesto del obispo accitano de ir a celebrar la Eucaristía a Cabra del Santo Cristo es, sin duda, expresión del hermanamiento entre esta localidad y su devoción con la ciudad accitana: unidas las dos por la fe en Cristo. En la Catedral accitana se conserva una copia de la misma imagen que se venera en Cabra del Santo Cristo.
En su homilía, el obispo recordó la historia por la que el cuadro con la imagen del Santo Cristo de Burgos acabó en Cabra, hace ahora 388 años. En la celebración y posterior veneración del lienzo, el obispo estuvo acompañado por el párroco de Cabra, por el vicario general de Guadix, José Francisco Serrano, y por el sacerdote Manuel Requena, párroco de Darro.
Historia de una devoción
Fue un hecho accidental el que hizo que, en la víspera del veinte de enero de 1637, llegara a la pequeña aldea de Cabra la copia en pintura del Cristo de Burgos. Don Jerónimo de Sanvítores, noble burgalés, enviaba sus pertenencias a la ciudad de Guadix, de donde había sido nombrado nuevo corregidor por el rey Felipe IV, llegando la comitiva con su equipaje a la aldea de Cabra (o Cabrilla, como se le conocía entonces). Allí se alojan esa noche los arrieros, contando cómo en una caja llevaban un lienzo con la milagrosa imagen. La dueña del mesón, manca de una mano, decide ponerle unas velas al Cristo esa noche. A la mañana, la mujer se puso a rezar ante la imagen y, movida por la devoción, acercó su mano inválida con ayuda de la otra mano hasta tocar el cuadro, y quedó sanada. La noticia corrió entre el vecindario, conocedor de la invalidez que padecía la mujer curada. El milagro fue tan sonado, que fue validado por expertos enviados por el obispo de Jaén, y la devoción a la imagen se extendió a todas las sierras circundantes, fundándose cofradías en muchas localidades de toda la Andalucía oriental, sobre todo en los reinos de Jaén y Granada, como es el caso de Alicún de Ortega y la Peza, entre otras.
Don Jerónimo de Sanvítores donó el cuadro a la localidad de Cabrilla, que desde entonces pasó a llamarse Cabra del Santo Cristo, y encargó otra imagen para su propia devoción, que es la que hoy se venera en la catedral de Guadix.
El Cristo hizo otro milagro en 1698, cuando sudó de la cabeza a los pies durante unas rogativas.»
Antonio Gómez
Delegado diocesano de MCS. Guadix