Alfonsa Montes Caro es feligresa de la parroquia de Santiago Apóstol, en Monda. El año 2025 comenzó para ella recibiendo la Medalla Pro Ecclesia Malacitana. A sus 91 años, Alfonsa recuerda con cariño cómo lo primero que hizo en la parroquia, siendo muy jovencita, fue fregar el suelo con estropajo y jabón.
Una sorpresa preciosa la que recibió el primer día del año.
Una sorpresa preciosa que recibí muy contenta. Yo no esperaba nada de esto y me emocionó mucho. Había terminado la Misa y habíamos besado al Niño Jesús. Entonces, nuestro párroco, Jesús Gudapati, sacó un sillón rojo, aún estábamos cantando villancicos cuando me dijo: “venga, Alfonsa, siéntate en este sillón”, y me puse a llorar emocionada al ver a mis hijos allí, escuchar la de cosas bonitas que dijo mi párroco y ver el cariño de todos. La verdad es que siempre lo he hecho todo de corazón y nunca me ha pesado nada el trabajo. Cada vez que veo el cuadro que me regalaron y el ramo de flores me emociono, y la Medalla la llevé colocada todo el día en la solapa, no quería quitármela.
¿Desde cuándo es usted la sacristana de la parroquia?
Pues hace ya 20 años. Aquí he estado para lo que ha hecho falta: para preparar lo necesario para Misa, tocar las campanas, preparar las novenas, los bautizos y las bodas, rezar el rosario, preparar la Adoración al Santísimo de los jueves, limpiar el templo, arreglar las flores, estar pendiente de los párrocos y llevarles el almuerzo cuando lo han necesitado… recuerdo con cariño que, siendo jovenzuela, lo primero que me invitaron a hacer en el templo fue fregar el suelo con estropajo y jabón porque aún no existían las fregonas.
¿Qué es para usted la parroquia?
Es más que mi casa. Por ella han pasado muchos curas y todos han sido muy buenos, cada uno con su estilo. Me acuerdo mucho de D. Maiquel y, él también se acuerda de mí y de mi arroz con leche, que le encantaba.
¿Cuál es su acción de gracias a Dios?
Tengo 91 años y le doy gracias a Dios todas las horas del día por mi familia, tengo cuatro hijos, uno ya falleció, cinco nietos y un bisnieto. Yo no soy de Monda, sino de un pueblo de Cádiz, Trebujena, pero trabajaba con una familia que veraneaba en Monda y allí conocí a mi marido, que falleció un mes después de celebrar nuestras bodas de oro. Llevo más de 63 años viviendo en Monda.