Infancia Misionera 2025: «Comparto lo que tengo»
Celebramos hoy, en este segundo domingo del tiempo ordinario, la Jornada de la Infancia misionera, con el lema «Comparto lo que tengo». La Infancia Misionera es parte fundamental de las Obras Misionales Pontificias, buscando despertar en los niños y jóvenes la conciencia misionera, recordándoles que cada uno de ellos tiene un papel importante en la construcción de un mundo mejor. La Infancia Misionera, con su lema «Comparto lo que tengo», nos recuerda que todos, sin importar nuestra edad, podemos ser agentes de cambio. Es una escuela de formación en la fe y en la misión para los niños de todo el mundo.
Es un día importante, en el que los niños están invitados a ayudar a los demás niños, especialmente a los que no tienen lo necesario para vivir o no conocen a Dios. También los más pequeños comparten la identidad misionera de todos los bautizados. Los niños son misioneros, y expresan su ser iglesia ayudando con la oración, con su testimonio de caridad y su colaboración económica.
La misión no se reduce a compartir lo que somos espiritualmente, sino que también abarca la entrega generosa de lo que poseemos. Misión es poner a disposición de los que más sufren en cualquier parte de la tierra, nuestros recursos materiales para ayudar a los niños que no tienen la suerte de tener todo lo que a nosotros incluso nos sobra para vivir dignamente, siguiendo el ejemplo de Cristo, que entregó todo lo que tenía, al darse a sí mismo para que nosotros fuéramos ricos.
En el contexto del Año Jubilar de la Esperanza, la Infancia Misionera se presenta como una luz que brilla con fuerza en el corazón de nuestras generaciones más jóvenes. Compartiendo lo que tenemos nos hacemos misioneros de la generosidad y la solidaridad en un mundo que, a menudo, se siente dividido y necesitado de amor y compasión. Es poner a disposición de todos, no solo los bienes materiales, sino también nuestro tiempo, talentos y, sobre todo, nuestro amor. Al compartir lo que tenemos, no solo estamos ayudando a quienes lo necesitan, sino que también estamos sembrando semillas de esperanza en sus corazones. Cada gesto de amor y cada acto de generosidad contribuyen a construir un mundo más justo y solidario.
En este año santo de la Esperanza, los niños son llamados a ser portadores de esta alegría que no defrauda, llevando el Evangelio a todos los que le rodean y dilatando su corazón al mundo entero. “Comparto lo que tengo» nos invita a mirar a nuestro alrededor y reconocer las necesidades de aquellos que nos rodean.
Invito a todos los pequeños a ser misioneros de la Esperanza, por medio de acciones simples pero significativas, que marcarán la diferencia frente a la indiferencia. Os invito a poner vuestra gran imaginación al servicio de la misión: organizar campañas de recolección de alimentos, participar en actividades de voluntariado, aprendiendo desde la temprana edad el valor de la generosidad y el impacto que pueden tener en la vida de otros.
Que la esperanza florezca en cada rincón de nuestra Diócesis de Guadix, y desde esta iglesia local al mundo entero, a través de las manos y corazones generosos de nuestros pequeños misioneros.
Gracias, queridos niños, la iglesia espera mucho de vosotros. Juntos queremos construir un futuro donde la esperanza y la solidaridad sean los pilares de nuestra sociedad, recordando siempre que compartir es un acto de amor que transforma vidas. ¡Sigamos adelante, compartiendo lo que tenemos y sembrando esperanza en el mundo!
Con vosotros, queridos niños, queremos rezar:
“Querido Jesús, quiero ser tu misionero y llevar al mundo entero lo que soy y lo que tengo. Quiero compartir, darme y vivir con aquel que me necesita para conocerte a ti.
Te entrego mis manos y lo que en ellas guardo.
Te entrego mis tesoros, tú los convertirás en sueños para otros.
Te entrego mi corazón, úsalo para tu misión.
Querido Jesús, toma lo que tengo.
Yo te lo quiero dar para que otros niños tengan la oportunidad de descubrir que los quieres, que los quieres de verdad, que tu amor es infinito y jamás se acabará”.
Con mi afecto y bendición.
+ Francisco Jesús Orozco
Obispo de Guadix