El pasado 19 de diciembre, la Casa Sacerdotal de Almería fue el escenario de un entrañable encuentro en el que el obispo de la diócesis, D. Antonio, felicitó la Navidad a la Vida Consagrada. Este evento, que se realiza anualmente, reunió a representantes de la delegación de Vida Consagrada, CEDIS y CONFER, quienes compartieron un espacio de oración, reflexión y fraternidad.
La jornada comenzó con una oración acompañada de salmos, evangelio y música, creando un ambiente de recogimiento. D. Antonio dirigió unas palabras a los presentes, destacando que la Navidad es símbolo de ternura, justicia y paz. Enfatizó que los consagrados son la expresión de ternura en medio de la sociedad, aportando esperanza y cercanía a quienes acompañan. El obispo evocó la simbología de los belenes, donde cada figura, desde los pastores hasta los artesanos, representa a quienes, inmersos en sus quehaceres cotidianos, no siempre perciben que Jesús ha nacido por todos. Este mensaje resonó como un llamado a descubrir al Salvador en los signos del día a día y aportar lo mejor de cada uno al encuentro con Él.
El prelado también agradeció profundamente el compromiso de la Vida Consagrada con sus diversas misiones, subrayando que la diócesis no sería la misma sin su labor.
Durante el acto, las religiosas aprovecharon un espacio de diálogo con el obispo, planteándole preguntas que respondió de manera cercana y distendida. Posteriormente, se proyectó un video en el que las diferentes comunidades felicitaron a D. Antonio por la Navidad, agradeciéndole su entrega, dedicación y cercanía como pastor de la diócesis. Como gesto de aprecio, se le hizo entrega de un icono del Camino de Emaús, un pasaje del evangelio de especial significado para él.
El encuentro culminó con villancicos y un momento de convivencia en torno a un piscolabis. En este ambiente festivo, se animó al obispo a seguir pastoreando con esperanza a la comunidad diocesana.
En su mensaje final, D. Antonio compartió lo que para él significa la Navidad:
Ternura: La Navidad revela la ternura de Dios hacia la humanidad, una invitación a ser portadores de esa misma ternura en nuestras familias y comunidades.
Paz: El nacimiento de Jesús trae consigo la paz, no solo como un don interior, sino también como una llamada al diálogo y la reconciliación entre las naciones.
Periferias: El obispo recordó que Jesús nació en la periferia, en un humilde establo, iluminando a los que caminan en la oscuridad.
Este emotivo encuentro fue un testimonio de la unidad y el compromiso de la Iglesia con su misión, especialmente a través de la Vida Consagrada, en el camino hacia la construcción de una sociedad más justa y solidaria.