Aunque las normas litúrgicas exigen que la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, el 8 de diciembre, al caer como este año en domingo, se traslade al lunes 9; en España contamos con una dispensa de la Congregación para el Culto Divino por la especial vinculación de esta advocación mariana con la Iglesia de nuestro país.
Patrona de España, la implicación de nuestros teólogos y nuestro pueblo fue fundamental para la proclamación del dogma de la Inmaculada en 1854. Así pues, este domingo II de Adviento en todas las diócesis españolas celebraremos, con todas las de la ley, el también conocido como día de la Purísima Concepción. Un total de 12 parroquias de nuestra diócesis están dedicadas a esta advocación y es patrona de muchas localidades. Numerosas congregaciones e instituciones religiosas de Málaga y Melilla la llevan en su nombre. Es el caso del Centro de Magisterio María Inmaculada de Antequera en cuya capilla se venera la imagen que ilustra esta página.
Oración a la Inmaculada del Papa Francisco*
Virgen Santa e Inmaculada,
a Ti, que eres el orgullo de nuestro pueblo
y el amparo maternal de nuestra ciudad,
nos acogemos con confianza y amor.
Eres toda belleza, María.
En Ti no hay mancha de pecado.
Renueva en nosotros el deseo de ser santos:
que en nuestras palabras resplandezca la verdad,
que nuestras obras sean un canto a la caridad,
que en nuestro cuerpo y en nuestro corazón brillen la pureza y la castidad,
que en nuestra vida se refleje el esplendor del Evangelio.
Eres toda belleza, María.
En Ti se hizo carne la Palabra de Dios.
Ayúdanos a estar siempre atentos a la voz del Señor:
que no seamos sordos al grito de los pobres,
que el sufrimiento de los enfermos y de los oprimidos no nos encuentre distraídos,
que la soledad de los ancianos y la indefensión de los niños no nos dejen indiferentes,
que amemos y respetemos siempre la vida humana.
Eres toda belleza, María.
En Ti vemos la alegría completa de la vida dichosa con Dios.
Haz que nunca perdamos el rumbo en este mundo:
que la luz de la fe ilumine nuestra vida,
que la fuerza consoladora de la esperanza dirija nuestros pasos,
que el ardor entusiasta del amor inflame nuestro corazón,
que nuestros ojos estén fijos en el Señor, fuente de la verdadera alegría.
Eres toda belleza, María.
Escucha nuestra oración, atiende a nuestra súplica:
que el amor misericordioso de Dios en Jesús nos seduzca,
que la belleza divina nos salve, a nosotros, a nuestra ciudad y al mundo entero.
Amén.
* Acto de veneración a la Inmaculada en la Plaza de España (8 de diciembre de 2013)