El obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, presidió este domingo, 27 de octubre, la Eucaristía con la que concluyó el encuentro de inicio de curso de los catequistas del Camino Neocatecumenal de las diócesis de Málaga, Granada y Guadix.
La convivencia se celebró en el hotel Los Abades de Loja (Granada) del 24 al 27 de octubre y en ella participaron más de 200 catequistas de las comunidades neocatecumenales más antiguas que realizan este itinerario de iniciación cristiana de adultos en las parroquias de las diócesis señaladas. Asimismo, a esta convivencia asistieron, entre otros, los seminaristas y equipo de formadores del Seminario Diocesano Misionero «Redemptoris Mater» de Granada.
Durante estos días, además de celebrar la penitencia y tener momentos para la oración y la formación, los participantes reflexionaron sobre el Sínodo de la Sinodalidad cuya segunda sesión acaba de finalizar en Roma, y han recibido una catequesis sobre el Jubileo en la tradición bíblica y en la historia de la Iglesia con motivo de la próxima celebración del año jubilar convocado por el papa Francisco.
Llegada de Mons. Catalá a la convivencia de catequistas del Camino Neocatecumenal celebrada en Loja
Tras la presentación de los distintos equipos de catequistas por parte de Paloma Campos, responsable del equipo de itinerantes de la zona, Mons. Catalá dirigió unas palabras a los presentes dando gracias a Dios por la vida de entrega misionera de Rafael Benítez. esposo de Paloma, fallecido recientemente. El prelado agradeció, asimismo, a los asistentes su disponibilidad para la evangelización y su fidelidad a la Iglesia.
Mons. Catalá durante el encuentro que mantuvo con los participantes en la convivencia de catequistas del Camino Neocatecumenal
Durante la Eucaristía posterior, en la que se proclamó el pasaje evangélico del ciego Bartimeo, Mons. Catalá pudo escuchar los testimonios de distintos participantes que explicaron cómo la Palabra de Dios y la vida de fe en sus comunidades actúa en sus vidas, curándolos de sus cegueras y animándolos a continuar con su misión evangelizadora y de transmisión de la fe en la familia.
Mons. Catalá escuchó los testimonios de los asistentes
En su homilía, el prelado explicó la peculiaridad del ciego del Evangelio de este domingo que no lo era de nacimiento, por lo que le pide al Señor «que vuelva a ver»: «El ciego –recordó– recobra la vista perdida pero mucho mejor que la que tenía antes. Esa es nuestra vida. El Señor nos sana la ceguera de la pasividad, del sinsentido y, con esa luz, volvemos a Él y lo vemos todo de otra manera: al amor de otra manera, a la Iglesia de otra manera, a Dios de otra manera, a la familia de otra manera. Todo se ve mejor».
Mons. Catalá durante la consagración
El obispo de Málaga invitó a los presentes a pedir la conversión de Bartimeo cada día, a cada momento, y señaló que la imagen del ciego «no se aplica solo a la persona, a mí, a cada uno de nosotros; simboliza en segundo lugar a la comunidad, porque también la comunidad puede cegarse, porque todos tenemos la tentación de volver a las andadas, de volver a sentarnos al borde del camino y no hacer nada. Asimismo, este ejemplo se aplica también a la Iglesia como comunidad más amplia». Finalmente, pidió dar gracias a Dios «porque nos ha reunido en la Iglesia y nos ha hecho regresar de donde estábamos, de donde nos habíamos autoexiliado, lejor del amor, lejos de Cristo. El Señor nos ha vuelto a perdonar y a decirnos: «¡vuelve a casa!»».
Tras compartir una comida fraterna, Mons. Catalá invitó a todos en su despedida a «dar gracias al Señor por todos los bienes que nos regala cada día y cada minuto».