El colegio se trasladó al primer templo de la Archidiócesis, Las naves de la Catedral de Sevilla acogieron la noche de ayer a la comunidad educativa del colegio Entreolivos, el centro de Fomento que este año cumple medio siglo de servicio a la Iglesia y la sociedad a través de la educación.
El arzobispo, monseñor José Ángel Saiz, presidió una Eucaristía que fue concelebrada por sacerdotes vinculados a la Prelatura del Opus Dei, y que contó con el acompañamiento musical del coro del centro educativo. Entre las autoridades que participaron en la misa se encontraban el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz; la delegada de educación del Ayuntamiento de Sevilla, el teniente alcalde de Dos Hermanas, el delegado de Educación del Ayuntamiento de Dos Hermanas, la secretaria general de Familias e Igualdad y el delegado territorial de Desarrollo Educativo.
En su homilía, monseñor Saiz Meneses definió al colegio como un “centro educativo de referencia con el carisma del Opus Dei, que se hace presente a través de su labor educativa”. El arzobispo ofreció algunos datos que revelan la vitalidad del colegio cincuenta años después de su fundación: En la actualidad tiene 1.400 alumnos y trabajan unos 140 profesionales. Han pasado por el colegio 45 promociones, y “estamos convencidos de que este proyecto educativo tiene un impacto muy positivo en la sociedad y en la vida de quienes han pasado por Entreolivos”.
Posteriormente, se detuvo en el sistema educativo que se desarrolla cada día desde hace cincuenta años: “El Colegio Entreolivos ha trabajado a lo largo de estos 50 años para desarrollar las capacidades intelectuales y las aptitudes personales, el espíritu de servicio a los demás y el ejercicio responsable de la libertad personal desde la atención personalizada a cada alumno y a su familia. A su vez, fomenta el sentido cristiano de la vida; finalmente, educa y forma ciudadanos que, con una sólida base de conocimientos, de espíritu de trabajo y de servicio, se incorporen con iniciativa a la vida profesional y social”.
Monseñor Saiz Meneses felicitó a los promotores del colegio “por el coraje que demostráis eligiendo este camino”. “Somos más conscientes que nunca de la importancia de la educación y de las dificultades del momento presente”, añadió.
Seguidamente, hizo una reflexión sobre la importancia de la educación en nuestro contexto social: “La escuela forma parte de una sociedad en cambio constante, que evoluciona continuamente, en la que parece que vayan a desaparecer algunos elementos básicos de nuestra cultura, de nuestra tradición, y en cambio, emergen otros nuevos que la van configurando. Nuestra sociedad se caracteriza por el relativismo, el subjetivismo, por la exaltación de la libertad y de la conciencia individual como fuente de valores, independientemente de la verdad del ser humano y de Dios. La cultura dominante pretende implantar una antropología sin Dios. En una sociedad materialista y consumista que nos lleva a lo superficial, o que se centra en el uso y valoración de la técnica y de la ciencia con el objetivo casi exclusivo de obtener resultados, es de gran importancia enseñar a profundizar, a descubrir la esencia de las cosas y su significado último, el sentido de la vida. De la educación depende en buena parte el futuro de la Iglesia y de la sociedad”.
En este sentido, aludió al magisterio de Benedicto XVI para reafirmar “la tarea urgente de la educación, la ‘emergencia educativa’”. El pontífice alemán insistía en que “educar no ha sido nunca fácil, pero no debemos rendirnos: minusvaloraríamos el mandato que el Señor mismo nos ha confiado, llamándonos a apacentar con amor a su rebaño”. A juicio del arzobispo de Sevilla, “esta pasión educativa no se resuelve en una didáctica, ni en un conjunto de técnicas ni tampoco en la transmisión de principios áridos, sino un acompañamiento”.
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