La Misión Diocesana en Nueva Carteya y Llano del Espinar llega al ecuador, está previsto que termine el próximo domingo
El domingo, 15 de septiembre, empezó en Nueva Carteya Llano del Espinar la Misión Diocesana. Un grupo de sacerdotes, religiosos y laicos de la Diócesis estará misionado las localidades hasta el domingo, 22 de septiembre. La jornada diaria comienza con el rezo del santo rosario por las calles, a las 7:30 horas. Posteriormente, tiene lugar un tiempo de reflexión sobre el sentido de la vida, el pecado, el conocimiento de Jesucristo o la Eucaristía y la Iglesia. El visiteo casa por casa y a los institutos y colegios complementa esta Misión, que tiene como objetivo contagiar la alegría del Evangelio a niños, jóvenes y mayores.
El miércoles, 18 de septiembre, ha presidido la eucaristía de la mañana el sacerdote diocesano, Pablo Fernández de la Puebla, nombrado por el Obispo el pasado mes de junio Delegado de Juventud y director del Secretariado de Pastoral Universitaria. Ha comenzado Pablo su homilía recordando que el Señor “nos da dones a todos, a cada uno los suyos y hay que saber reconocerlos”. Pero es importante saber reconocer el mayor de los dones, que es “el amor”, que tenemos todos y al que estamos llamados y en él podemos crecer. “Hay que se ambicioso en el amor”, ha continuado Pablo su alocución, porque el Señor nos da en la medida en que lo deseamos. Los dones de este mundo no valen para nada porque esta vida pasará, lo que vale es el amor con el que hagamos las cosas, ha resaltado. Debemos poner al Señor en todo y sed ambiciosos, hay que pedirle y no quedarnos cortos, ha pedido Pablo. Experimentar a Dios, que está a nuestro lado, vivir de su amor y anunciarlo “a tiempo y a destiempo, tanto con dones como con torpezas”.
El sacerdote ha terminado su homilía confirmando que con amor podemos acoger todo lo que venga en la vida, no debemos poner escusas para no convertirnos. Durante el visiteo vemos en los vecinos algunas veces soledad, sufrimiento o enfermedad, ha relatado, pero pensemos que ninguna de ellas tiene “repercusión eterna y el corazón puede afrontarlas para crecer en santidad”. Ha pedido que no nos quedemos en “la superficialidad de las circunstancias”, que es como “el terreno de juego”, pero “el partido lo juegas tú y tienes que reconocer a Cristo y dar la vida por Él viviendo del amor”.
La Misión Diocesana terminará el próximo domingo, 22 de septiembre, con la celebración de la Eucaristía presidida por el obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, a las 12 de la mañana.
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